El presidente del Gobierno admitió este martes lo que hasta esta semana siempre había negado: un conjunto de incumplimientos con Junts respecto a lo pactado en el Acuerdo de Bruselas. Ahora, según parece, está dispuesto a todo para sacar la legislatura de la vía muerta en la que se instaló a finales del mes de octubre. El 27 de ese mes, desde Perpiñán (Francia), Puigdemont dio por rota la alianza que mantenían con los socialistas desde noviembre de 2023, dejando a la coalición al borde del abismo.
En esta nueva etapa, en la que además de admitir los incumplimientos que había denunciado Junts, Sánchez también se ha comprometido a imprimir urgencia en las carpetas que siguen pendientes, cambiarán los protagonistas por parte del PSOE. Con un José Luis Rodríguez Zapatero ya desgastado, con un rechazo por parte de los de Puigdemont que nunca han ocultado, el líder socialista opta por el «apagafuegos» Félix Bolaños para mantener abiertas las pocas ventanas de diálogo que existen con los herederos de Convergencia.
El cambio de cromos, quitando a Zapatero de la ecuación, que a su vez relevó a Santos Cerdán, busca principalmente ganar agilidad en la ejecución de las promesas adquiridas con los negociadores independentistas. El expresidente del Gobierno le ha servido todos estos meses a Sánchez para mantener viva la llama de la negociación en el extranjero. Pero su falta de concreción, que ha llevado a Junts a no ver avances tangibles para justificar ante su electorado el diálogo, ha sido la gran culpable de la ruptura que ahora trata de remediar.
La elección de un superministro como Bolaños tampoco es casual. El hombre de confianza de Sánchez tiene entre sus competencias la Justicia (Amnistía), las Relaciones con las Cortes (todas las cuestiones legislativas que siguen encalladas, como la delegación de las competencias de inmigración o la ley contra la multirreincidencia) y Presidencia (que engloba la coordinación de todos los ministerios). Es, pues, el único con capacidad de actuar de forma transversal.
Fuentes del PSOE no descartan que el ministro madrileño incluso pueda preparar el terreno de la tan comentada foto entre Sánchez y Puigdemont en el extranjero. Una instantánea que todavía no se ha producido, pero de la que ya nadie se escandaliza que se pueda celebrar. Bolaños podría viajar él mismo antes a Bélgica, en un muy corto plazo de tiempo, para reunirse con el fugado líder de Junts e iniciar así su rehabilitación política a la espera de que le sea aplicada la Ley de Amnistía.