La actitud del Gobierno ha cambiado, conscientes de que son parte concernida en la estrategia que está desplegando Junts para poner coto a Aliança Catalana. Si en un primer momento desde Moncloa despreciaron el órdago de Míriam Nogueras de que había llegado «la hora del cambio», asegurando que solo buscaba foco mediático y era «una frase redonda para el telediario»; poco a poco ha ido imperando la prudencia para tratar de dar una pista de aterrizaje a otro ultimátum sin ningún efecto, dado que Junts no va a dejar caer al Gobierno.
Orden de no entrar al cuerpo a cuerpo
En el Ejecutivo han dado la orden de no entrar al cuerpo a cuerpo con el partido de Carles Puigdemont y que todos los pronunciamientos de respuesta sean en clave posibilista. «El Gobierno mantiene su disposición abierta al diálogo y el entendimiento con todos los grupos parlamentarios dispuestos a mejorar la vida de la gente, en Cataluña y en el conjunto de España», aseguran fuentes gubernamentales.
En Moncloa defienden que «el Gobierno cumple con sus compromisos», porque «aquellas iniciativas que dependen en exclusiva del Ejecutivo, o bien se han cumplido y o se encuentran en vías de hacerlo». Mientras que «aquellos compromisos que no dependen en exclusiva del Gobierno trabajamos sin demora por que se cumplan», aseguran estas mismas fuentes.