La izquierda francesa y Macron consiguen frenar a Le Pen, que sería tercera fuerza, según los sondeos

Francia ha demostrado la resiliencia de su cordón sanitario contra la extrema derecha. El partido de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional, no ganaría estos comicios legislativos y no sería la primera fuerza política en el país, a pesar de haber ganado la primera vuelta. La izquierda, que ha acudido unida a estas elecciones, tendría entre 180 y 215 escaños y se quedaría como primera fuerza; el bloque de Macron (Ensemble) remontaría y obtendría ente 150 y 180 diputados y por último estaría el bloque de Le Pen, con entre 120 y 150. Volvería a ser la tercera fuerza política, tras haberse posicionado como primera la semana pasada. Son datos provisionales de Ifop para la cadena Tf1.

El partido de Le Pen obtuvo un tercio de los votos la pasada semana después de que Macron adelantase las elecciones legislativas tras el triunfo de RN en las europeas. Nunca la extrema derecha había estado tan cerca del poder y nunca había conseguido convertirse en la primera fuerza política. Ya por eso, estas elecciones marcarán un antes y un después. También por la movilización inédita del país, que no se veía en 43 años y que, contra pronóstico, ha logrado frenar lo que parecía inevitable. Se habló incluso de que Le Pen podría tener mayoría absoluta y formar Gobierno.

Jean-Luc Mélenchon, líder de La Franca Insumisa, partido que integra el bloque de izquierda (bautizado como Nuevo Frente Popular), ha dicho que Macron "debe aceptar la derrota" y "pedir al bloque de izquierda que gobierne". "Es un alivio para una gran parte del país", ha dicho. Ha sido el primero en salir a reaccionar tras los resultados.

Dentro de la izquierda, LFI tendría entre 68 y 74 escaños, los socialistas, entre 63 y 69, y los ecologistas, entre 32 y 36.

En esta última semana, y de cara a la segunda vuelta, los partidos se han movilizado como nunca para rearmar el llamado cordón sanitario, o escudo republicano, que es la unión de las fuerzas políticas para evitar una victoria de la extrema derecha. Había funcionado las dos veces que Le Pen se enfrentó a Macron en las elecciones presidenciales, aunque en estos comicios se habían revelado fisuras.

Estas elecciones, convocadas de manera anticipada por Macron, han sido frenéticas, con una campaña fugaz y trepidante y un resultado inesperado. En apenas un par de semanas se ha roto el escudo anti Le Pen y ha vuelto a rearmarse, se ha fracturado la derecha tradicional (Los Republicanos), entre los que han decidido pasarse al bando de Le Pen y los que no, y se ha conseguido volver a unir a la izquierda, rota por las divisiones internas y que ha vuelto a resurgir de las cenizas.

Se ha pasado de un enemigo a otro: al principio era Macron, presidente al que todos querían fuera y al que habían dado un voto de castigo; después a Jean-Luc Mélenchon, polémico líder de la extrema izquierda y al que muchos consideran igual de nocivo para el país que Le Pen. La etiqueta de enemigo ha vuelto hacia la líder de extrema derecha, sobre todo tras la polémica de estos días por los comentarios racistas de algunos de sus candidatos a diputado.

Los ex presidentes franceses han salido del olvido para pedir el voto contra Le Pen y se han revelado nuevos líderes, como Jordan Bardella, 28 años, protagonista en parte del avance de RN en este proceso electoral. Su victoria en las elecciones europeas del 9 de junio (logró un tercio de los votos) es lo que hizo que Macron decidiera convocar elecciones anticipadas.

Francia, cuna de los derechos humanos y pilar de Europa, es el país que ha sido capaz, en un par de semanas, de virar a la extrema derecha y conseguir rearmar ese frente contra ella, devolviéndolo a la casilla de salida. Ha sido gracias a una movilización sin precedentes, con una tasa de participación en las dos vueltas que no se veía desde los años 80.

Las opciones que se abren a partir de ahora son inéditas, como lo está sido este periodo. No se ha tenido una situación así antes en la V República francesa, ni de polarización entre los tres bloques ni de vuelco electoral en unas legislativas. Se había hablado de formar un Gobierno de coalición entre izquierda y partidos de centro (Macron, que equiparó a la extrema izquierda con la extrema derecha, ¿podría aliarse con ellos o viceversa?), o elegir un gobierno técnico, con tecnócratas, al estilo del de Italia hace unos años.

Que haya un primer ministro de izquierdas o que siga uno de la mayoría presidencial. Todo eso es posible, aunque parece más lejos que pueda serlo ya Jordan Bardella. A Macron le quedan aún casi tres años de mandato. El día 18 se reunirá la Asamblea elegida hoy. Gabriel Attal, primer ministro, ha aclarado que seguirá el tiempo que sea necesario.

Macron reventó el panorama político en 2017, cuando creó su partido y borró del mapa el antiguo bipartidismo (socialistas y republicanos, izquierda y derecha tradicional). Ahora lo ha vuelto a hacer, al adelantar estas legislativas. "Pido una clarificación de la situación", justificó entonces su decisión. Es "un voto de confianza a los franceses". Con su órdago ha evidenciado dos cosas: el ascenso de la extrema derecha pero también la resistencia de Francia frente a ella.