Un padre millonario explica qué es lo más importante cuando le abres una cuenta corriente a tus hijos: no tiene que ver con el dinero

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En un mundo donde el dinero mueve casi todos los engranajes, la educación financiera se ha convertido en una de las herramientas más valiosas que un padre puede regalar a sus hijos. Y no basta con asegurarles un colchón económico, ya que si no aprenden a gestionarlo, cualquier fortuna puede desvanecerse. Así lo defiende Daniel Ramsey, un empresario con un patrimonio neto cercano a los 100 millones de dólares, que en una entrevista con 'Business Insider' ha contado cómo está educando a sus tres hijos (de 4, 9 y 12 años) para que entiendan el valor del dinero desde pequeños.

«Soy el CEO y fundador de 'MyOutDesk', una empresa de asistentes virtuales que ha prestado servicios a más de 8.000 empresas. También soy el fundador y CEO de la organización sin fines de lucro MOD Movement, dedicada a equipar a las comunidades con lo esencial en educación, vivienda y empoderamiento económico», explica. Su historia personal está marcada por el esfuerzo: «Crecer en la pobreza alimentó mi resiliencia profesional como emprendedor en serie».

Tras pasar por el sector inmobiliario y otros negocios, decidió venderlo todo para centrarse en 'MyOutDesk' y hoy gana más de un millón de dólares anuales. Pero su verdadera obsesión, confiesa, no es aumentar su patrimonio, sino preparar a sus hijos para manejar su dinero con responsabilidad.

Un tercio para ahorrar, un tercio para gastar y un tercio para ayudar

El empresario no se limita a darles una cuenta bancaria: ha diseñado un sistema que combina práctica y valores. «Mis tres hijos tienen cuentas de corretaje con Roth IRA. También tienen sus propias cuentas bancarias y oportunidades para ganar dinero. Tienen sus propias cuentas de ahorro donde guardan su dinero: 1/3 para ahorros, 1/3 para gastos y 1/3 para una causa benéfica», confiesa.

Para él, la clave está en enseñarles el poder del interés compuesto. «Creo que la Roth IRA sirve como un ejercicio para enseñar a los niños a reservar dinero y ver lo rápido que crecerá con el interés compuesto con el tiempo». Y no es solo teoría. Cada año les ingresa el máximo permitido, 7.000 dólares en 2025, y conversa con ellos sobre sus inversiones.

Su hija mayor, por ejemplo, invierte desde los cinco años. «Ha invertido en Disney desde que tenía 5 años. También posee acciones de Amazon y Berkshire Hathaway. Cuando recibe su cheque de pago, me siento con ella para invertir en su Roth IRA y discutir su próxima inversión». «Alrededor de los 13 años, empezaremos a permitir que nuestros hijos se hagan cargo de parte de sus finanzas y tomen decisiones con la guía de sus padres», añade.

Invertir en valores

Más allá de las cifras, este padre insiste en que lo más importante es la formación integral: «Priorice la unión y la educación, tanto financiera como emocional».

Para él, la riqueza «puede ser un arma o una herramienta» y, sin la formación adecuada, puede ser destructiva. Por eso, cuando abrió las cuentas para sus hijos, se aseguró de que comprendieran «cómo usar esta riqueza para servir a los demás, asegurándome de que usaran el dinero como una herramienta que se ajustara a sus valores».

También advierte a otros padres de un error común: abrir una cuenta sin explicar a los hijos cómo funciona. «Una Roth IRA, por ejemplo, queda bajo el control total del hijo al cumplir los 18 años. Si no reciben formación sobre gestión patrimonial, pueden malgastar fácilmente sus inversiones».

Viajes, experiencias y conversaciones reales sobre dinero

La educación financiera de sus hijos no se limita al papel o a la pantalla de un ordenador. Desde los seis años, organiza un viaje anual con cada uno de ellos, adaptado a sus intereses. Con su hija mayor, por ejemplo, esa experiencia incluyó asistir a una junta de accionistas de Disney, donde pudo hacer una pregunta directamente a su director ejecutivo, Bob Iger,.

Estos viajes, explica, son una oportunidad para «conectar y tener estas conversaciones tempranas y regulares sobre el dinero, apropiadas para su edad». Incluso, durante las visitas familiares a Disneyland, aprovechan para hablar sobre las acciones que poseen y cómo funcionan sus inversiones.

El verdadero legado

El empresario admite que hace una década no sabía nada sobre riqueza generacional. Su objetivo era criar hijos «responsables que persiguieran lo que amaban sin que la riqueza obstaculizara su futuro». Hoy, tras leer libros como 'Padre rico, padre pobre' o 'El hombre más rico de Babilonia' y rodearse de otros millonarios, ha llegado a una conclusión clara: «Un paraguas financiero solo les servirá hasta cierto punto. Adoptar esos valores fundamentales, pasar tiempo con ellos y enseñarles qué hacer con su dinero cuando lo tengan es mucho mejor que simplemente crear una cuenta de inversión».

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