«El edadismo sigue lastrando a los sénior y enquista el desempleo de los mayores de 55 años, que no baja del medio millón de personas», aseguran los populares, para añadir que en el caso de las mujeres «las cifras son, si cabe, más inaceptables todavía ya que suponen más del 50% del paro sénior. Seis de cada diez -dicen- tienen más de 45 años, diez puntos porcentuales más que los hombres». Y añaden: «Los mayores siguen afrontando prejuicios sobre su capacidad de adaptación, sus competencias digitales o su flexibilidad, que merman exponencialmente sus oportunidades profesionales».
La fotografía fija del edadismo la proporciona la estadística: sólo uno de cada cuatro empleos son para mayores de 45 años. Los parados de más de 59 años representan el 17% del total, los de más de 55 años el 32,8% y los que superan los 50 años casi la mitad del total, el 45,8%. Los mayores de 59 años sólo logran el 3,8% de los nuevos contratos, los de más de 55 el 9,6% y los de más de 50, el 18,1%.
Salud física y mental
Recuerda el PP en la moción que el edadismo «es un fenómeno que está presente, de forma aceptada y naturalizada, en casi todos los ámbitos de la sociedad y del que conviene estar alerta en sus diferentes formas para tomar conciencia de ellas y poder combatirlas ya que -señalan- tiene consecuencias graves y amplias para la salud y el bienestar de las personas, pues se asocia con «una peor salud física y mental, un mayor aislamiento social, una mayor inseguridad financiera, una menor calidad de vida y unas mayores tasas de muertes prematuras». «Este tipo de discriminación -prosigue el PP- se filtra en muchas instituciones y sectores de la sociedad, incluidos los que brindan atención sanitaria y social, así como en el lugar de trabajo, los medios de comunicación y el ordenamiento jurídico».
La iniciativa de los populares reclama al Gobierno una batería de medidas, entre ellas, programas educativos para reducir los prejuicios, campañas con una visión positiva de los mayores, promover la interacción entre personas de distintas generaciones para generar «respeto, tolerancia y reconocimiento», e impulsar políticas inclusivas que promuevan la igualdad de oportunidades, con una formación continua por ejemplo en competencias digitales.
Desempleados de larga duración
Las propuestas pasan también por implantar programas de 'mentoring' que fomenten la transferencia de conocimientos entre generaciones, rebaja de cotizaciones e incentivos fiscales para la contratación, así como implementar programas de formación que adapten las capacidades de los demandantes de empleo a los puestos de trabajo ofertados, con especial atención a los mayores de 50 años y a los desempleados de larga duración.
«La experiencia laboral es uno de los mayores valores que tiene una persona, es insustituible. Por eso hay que potenciarlas en su última etapa en la vida laboral. No nos podemos permitir que el mercado expulse a los mayores perdiendo todo su talento adquirido. Si no actuamos, pierden las empresas, pierden los trabajadores y perdemos todos», asegura a este diario Alicia García, portavoz del PP en el Senado.