Este jueves se han visionado por primera vez algunos vídeos de las violaciones que sufrió Gisèle Pélicot, la mujer que fue drogada por su marido para que la violaran, además de él, otros hombres, mientras estaba inconsciente. Durante 10 años. Se ha mostrado tres vídeos. En la sala del tribunal donde se celebra el juicio, además de la víctima, estaban casi todos los acusados, incluido su marido. La proyección ha durado unos minutos. La mayoría ha permanecido con la cabeza agachada, casi escondida entre las piernas. Uno de ellos se tapaba los oídos. Dominique Pélicot y el otro protagonista del vídeo observaban. Ella también, con la cabeza apoyada en la pared. En algún momento ha apartado la mirada.
El individuo que aparece en el vídeo se llama Jacques C., jubilado, 73 años, y es uno de los acusados de violarla. Sin embargo, niega haber penetrado a la víctima, y por tanto, rechaza la acusación de violación: "No soy un violador". Se han mostrado los vídeos para demostrar lo contrario, en una sesión dura, que ha girado en torno a las nociones (algo difusas para los dos acusados que han declarado) de violación y consentimiento.
Tras haber visto los vídeos el acusado ha insistido: "No soy un violador". Su abogado ha criticado el sensacionalismo y lo innecesario de haber mostrado las imágenes. "¿Sigue usted manteniendo eso que decía antes de que toda la vida ha respetado a las mujeres?", le ha increpado el abogado de la víctima. Ha habido un careo entre Pélicot y el acusado.
Casado y con dos hijos, este hombre fue bombero y luego transportista hasta que se jubiló. Nada más empezar su declaración ha mirado a Gisèle Pélicot: "Señora, lo que le hice... nunca me recuperaré. Espero que usted y su familia puedan hacerlo. Le pido disculpas". Ella no le ha mirado en ningún momento. Giró la cara y no la levantó hasta que él volvió a dirigirse al tribunal.
Apenas unos segundos después de esta escena, el propio acusado dijo: "Yo siempre he tenido y tengo un gran respeto por la mujer". El abogado de ella, visiblemente perplejo, le ha recriminado la contradicción: "Sus disculpas no parecen profundas". Él ha contestado: "¿Es que usted tiene un aparato para medir la profundidad de mis disculpas?".
En su relato, ha asegurado "haber practicado el libertinaje, el sexo por el sexo, sin sentimiento", pero "no soy adicto", ha reiterado en varias ocasiones. "Yo, por mi edad, no he tenido esa noción de consentimiento, es de otra generación. Lo que es importante es la noción de propiedad, pero espero que en las generaciones futuras la educación será distinta y esto desaparecerá", ha dicho.
Ha sido el segundo en testificar de los 50 acusados. Pélicot lo hizo el martes. Antes lo ha hecho, Lionel R., otro de los implicados. Tiene 44 años: va vestido con un vaquero negro y una chaqueta oscura. Un tipo "normal". Dice su abogado que el miércoles, cuando en el proceso se visionaron algunas de las fotos de los actos sexuales contra Gisèle Pélicot, éste "salió de la sala impactado".
"No pensé que cometía una violación"
También le ha pedido disculpas a ella y, a diferencia del otro acusado, reconoce todo. Dice que cuando vio en la prensa que habían detenido a Dominique Pélicot "empecé a atacar cabos, pero pensé 'no, yo no formo parte de esta historia'".
Esa "historia" es que una mañana fue a casa de Dominique Pélicot, al que encontró en un foro de internet, llegó a la cocina, se desvistió y se quedó "en calzoncillos", entró en la habitación, donde se los quitó. Gisèle estaba tumbada en la cama, dormida. Por los hechos que siguen a continuación está acusado de violación.
"Cuando salí de esa casa, entendí que había un problema, por eso cuando leí la prensa hice el vínculo, pero estuve en la negación, me decía 'no es posible'". "Nunca tuve intención de hacerlo. Nunca pensé que cometía una violación". Ella estaba inconsciente cuando ocurrió.
"Pido perdón a madame Pélicot. Entiendo la cólera cuando dice que se siente humillada, la víctima es ella", ha señalado el acusado. "Estaba en un momento en el que perdí el sentido. No es excusa, pero no me di cuenta de haberla penetrado". Ella escuchaba sus palabras mientras movía la cabeza en gesto reprobatorio.
"No he sido consciente de que estaba cometiendo una violación, cuando volví a mi coche nunca pensé 'acabo de violar a una mujer' (...) Ha sido una violación involuntaria. Es mi culpa en cualquier caso", ha dicho.
Estaba casado, con tres hijos, dice que tuvo una "infancia feliz", aunque cuando era niño vivió abusos por parte "del presidente del club de petanca" de pueblo donde vivía. No le quiso dar importancia. Tuvo problemas con el alcohol, después empezó a visitar páginas porno y "a realizar intercambios" con otras parejas. Sus hijos le pillaron viendo vídeos sexuales y acabó en un tribunal de menores.
Lleva abstemio desde 2018, trabaja como dependiente en una tienda y tiene una nueva pareja. Está en tratamiento psicológico. "Si hay algo positivo de todo esto, es que me he replanteado toda mi vida. El hombre que era y el que soy hoy y el hombre y el padre que quiero ser. He trabajado estos años con psicólogos y ahora sé el sufrimiento que ella ha podido padecer". Lionel ha acabado la declaración, se ha colocado la mascarilla para ocultarse y ha salido de la sala. Al poco ha salido Gisèle, de nuevo entre los aplausos de los asistentes.