Ábalos no deja el escaño y se pasa al Grupo Mixto: “No acabaré mi carrera como corrupto cuando soy inocente”

José Luis Ábalos, exministro de Fomento y exsecretario de Organización del PSOE, ha decidido no dejar el acta de diputado que consiguió por el PSOE y pasarse al Grupo Mixto para defender desde ese escaño su “honorabilidad hasta las últimas consecuencias”, porque, ha dicho: “No pienso acabar mi carrera como un corrupto cuando soy inocente”. La decisión de Ábalos, anunciada en la sala de prensa del Congreso al borde del comienzo del pleno, supone un desafío a su partido, que este lunes le dio 24 horas para que dimitiese como parlamentario para forma de asumir la responsabilidad política por el escándalo del llamado caso Koldo. Ábalos se siente solo y abandonado por todos, incluido su partido, al que ha colocado como adversario: “Me enfrento a todo el poder político, de una parte y de otra, y estoy solo”.

El político, que ha dirigido duros reproches al Gobierno y a la dirección socialista, ha defendido su inocencia y su ignorancia de los tejemanejes de su antiguo asesor Koldo García, quien presuntamente se llevó centenares de miles de euros en comisiones ilegales en un contrato para comprar mascarillas en plena pandemia. “No estoy acusado de nada. Ni formo parte de la investigación en curso, ni tengo ningún enriquecimiento ilícito. No tengo necesidad de invocar el principio de presunción de inocencia, que no me afecta, porque no estoy encausado en nada”, ha proclamado.

Ábalos ha mantenido la incógnita sobre el sentido de su decisión hasta minutos antes de que comenzara el pleno del Congreso. La salida del Grupo Socialista llega tras varios días de presión para que abandonase el escaño saberse que un antiguo asesor. Poco antes de que el exministro comunicase su decisión, el actual secretario de Organización socialista, Santos Cerdán, pedía esperar (“vamos a ver primero el comunicado”, ha dicho en los pasillos del Congreso) y el propio Patxi López, portavoz socialista, reclamaba paciencia hasta escuchar a su hasta ahora compañero de filas.

El exministro ha sostenido la necesidad de mantener la tribuna pública del Congreso para defender su “honorabilidad ante la opinión pública y ante la militancia del PSOE, al que he dedicado toda la vida”. Ábalos ha mostrado su dolor por no haber sido “respaldado” por la dirección de su partido, al que ha reprochado que no ha querido llegar “a la mejor solución compartida”. “Me hubiera gustado tener el beneficio del compañerismo. No ha sido posible”, ha dicho tras comunicar la que ha calificado como “la decisión más importante” de su vida política.

El motivo, ha dicho, para mantener el escaño es que no tiene nada que ocultar y porque no está imputado ni citado en la causa. “No figuro ni en la querella, donde hay siete acusados, ni en el auto judicial. Hasta ahora no he sido requerido para nada”, ha subrayado, antes de destacar que los contratos fueron auditados por el Tribunal de Cuentas y que la querella de la fiscalía señala que el procedimiento fue correcto de acuerdo a la normativa del momento.

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El político ha insistido en que presentar la dimisión como diputado hubiera sido reconocer algo de culpabilidad. “Pero he dicidido hacer caso a las personas que me aprecian, las que me han transmitido el ruego de que siga adelante en la lucha, de que no me rinda, de que me defienda y defienda mi honorabilidad”. Antes de despedirse para ir al pleno para ocupar un nuevo escaño lejos de sus hasta ahora compañeros, ha hecho esta reflexión con la voz compungida, dirigida en parte a su partido: “Quienes exigen mi expulsión de la política apelan a una supuesta ética. Pero no me explican cuál sería o cuándo la reparación a mi cancelación civil, ¿quién repararía aquello? Si renunciara, y más en este momento, se interpretaría como un signo de culpabilidad que no asumo, supondría mi estigmatización, tengo una edad y sé lo que es un apestado político. No impediría tampoco que seguiría la cacería hacia otras personas que ya se citan”.

La presión del Gobierno y el PSOE sobre Ábalos para que renunciase al escaño ha sido máxima y creciente durante los últimos días, al tiempo que el PP se armaba con este caso para golpear a Sánchez por el flanco de la corrupción. La Comisión Ejecutiva Federal socialista había decidido este lunes por unanimidad pedir al dirigente que renuncie a su condición de parlamentario, después de que el exministro se hubiese resistido a hacerlo por sí mismo tras varias conversaciones mantenidas durante el fin de semana con él y varios mensajes muy directos en los medios, primero de María Jesús Montero y después del propio Pedro Sánchez. El PSOE se prepara para abrir de manera inmediata un expediente de expulsión para José Luis Ábalos, que fue hasta 2021 su secretario de organización.

Ábalos hizo el lunes un primer movimiento al presentar su renuncia a la presidencia de la Comisión de Interior, que tenía una reunión este miércoles. Pero no dejó su acta de diputado. Por ello, el PSOE había decidido que, si no presentaba la renuncia, el siguiente paso era expulsarlo al Grupo Socialista, por lo que acabaría en el Mixto, un escenario que el propio exministro veía impensable el pasado viernes, cuando realizó una entrevista con EL PAÍS.

Antes de que Ábalos comunicara su decisión, los portavoces socialistas insistían en que no conocían la decisión final del político socialista. El portavoz socialista, Patxi López, ha entrado en la reunión semanal de la Junta de Portavoces sin hacer declaraciones. A la entrada de la Junta, fuentes de la dirección parlamentaria del PP han avanzado que su portavoz, Miguel Tellado, reclamará a la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, que dé explicaciones por su implicación en la trama corrupta del PSOE. El portavoz del GPP le exigirá que no utilice su cargo para entorpecer cualquier investigación parlamentaria y le pedirá que se abstenga de votar cualquier cuestión en la que sea parte afectada. El PP difunde esa posición tras conocer que este martes, a la entrada de la Mesa del Congreso, Armengol se mostrara indignada por el caso que afecta al Gobierno de Baleares cuando ella era presidenta. Pero el PP entiende que ella sigue sin responder dos preguntas básicas: “¿Recibió instrucciones del señor Ábalos o del señor Koldo García para que el Gobierno de Baleares, que entonces presidía, comprara mascarillas a la empresa de la trama? Y “¿Por qué su Gobierno estuvo tres años sin reclamar el dinero del contrato, 3,7 millones de euros, pese a saber que las mascarillas eran defectuosas y estaban acumulando polvo en un almacén y que la Guardia Civil ya investigaba?”.

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