Trump queda al margen tras el ataque israelí que entierra su plan de paz con Irán

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La reacción inicial de la Casa Blanca fue contenida. El secretario de Estado y consejero de Seguridad Nacional, Marco Rubio, declaró que Estados Unidosno participó en la operación y que esta fue una decisión unilateral del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. «Irán no debe atacar intereses ni personal de Estados Unidos», advirtió Rubio. En su comunicado, emitido ya en plena guerra abierta entre Israel e Irán, se omitió por primera vez en décadas la fórmula habitual de apoyo estadounidense al derecho de Israel a defenderse.

Netanyahu, por su parte, justificó el ataque en base a las amenazas nucleares de Irán y su retórica «genocida». La ofensiva llega en un momento de tensiones con la Casa Blanca, que le había pedido moderación respecto a la operación militar en Gaza. El resultado: el colapso del plan de Trump para firmar su propio acuerdo de paz con Irán, al que había dedicado meses de contactos discretos.

Pocas horas antes del ataque, Trump se mostró reticente a una acción militar. Al ser preguntado si apoyaría un bombardeo israelí, dijo: «Mientras crea que puede haber un acuerdo, no quiero que lo hagan». Añadió que una operación como esa «podría echarlo todo a perder», y aseguró que el pacto estaba «bastante cercano». Con el ataque, ese acuerdo queda descartado.

La decisión de Trump de no implicarse directamente marca una ruptura con el historial reciente de política exterior estadounidense. En abril de 2024, durante el mandato de Joe Biden, Irán lanzó su primer ataque directo contra Israel desde suelo propio, con drones y misiles en represalia por un bombardeo en Damasco que mató a dos generales iraníes. Israel logró interceptar el 99% de los proyectiles con ayuda de su sistema Cúpula de Hierro y el apoyo de EE.UU., Reino Unido y Francia. No hubo víctimas mortales.

En octubre del mismo año, Irán volvió a atacar con unos 200 misiles balísticos dirigidos a bases militares israelíes, incluido el centro de inteligencia del Mossad. Hubo un muerto y varios heridos. Entonces, la Administración Biden actuó directamente: pidió contención, reforzó defensas israelíes y desplegó buques para interceptar misiles. Biden respaldó a Israel, pero dejó claro que no avalaría una escalada regional.

Ahora, sin esa coordinación previa, Israel ha actuado por su cuenta. Rubio lo dejó claro: EE.UU. no está implicado. El recuerdo del anterior intento de acuerdo nuclear con Irán, firmado durante la presidencia de Barack Obama y boicoteado frontalmente por Netanyahu, resuena con fuerza. Aquel pacto fue abandonado por Trump en 2018. Su objetivo era negociar uno nuevo. Con este ataque, todo indica que ha fracasado sin haber comenzado.