El Gobierno busca atajar el órdago de Puigdemont para ser 'president': "Hay cuestiones que no cuelan"
Junts tiene en el Congreso siete diputados. Y esos escaños son determinantes en la gobernabilidad de Pedro Sánchez, porque los necesita para sacar adelante cualquier medida en la Cámara Baja. De ahí que cada movimiento o decisión de Carles Puigdemont sea estudiado y analizado por el impacto que puede tener en la legislatura. El líder de Junts, que quedó segundo el 12-M, a siete escaños del socialista Salvador Illa, reclama su derecho a liderar un gobierno independentista junto a ERC y la CUP, con la abstención del PSC. Y reclama su derecho poniendo en el espejo a Pedro Sánchez tras las generales de julio. Pero el Gobierno trata de restar crédito y fuerza al órdago de Puigdemont. Sólo contemplan, al menos a día de hoy, un gobierno catalán presidido por Salvador Illa.
"Hay cuestiones que no cuelan. Que no las compra nadie. Los catalanes han hablado con rotundidad". Así valoran desde La Moncloa, en boca de Pilar Alegría, portavoz del Gobierno, el planteamiento de Puigdemont. Respetan su exposición, su aspiración, pero soplan para derribar ese castillo de naipes con la convicción, además, de que ese portazo no supondrá que Junts se revuelva en Madrid y ponga en jaque la gobernabilidad. En La Moncloa está instalada la convicción de que "habrá Gobierno en Cataluña", no quieren pensar en una repetición electoral -eso supondría que ERC permitiría a los socialistas gobernar- y que lo liderará Salvador Illa.
Hay coordinación en los mensajes que horas después de que se cerrasen las urnas lanzan el PSC, el PSOE y el Gobierno. No se plantean hacer presidente a Puigdemont. Es la máxima que, al menos en estos momentos, reiteran con firmeza. "Los catalanes han hablado este domingo y lo han hecho con la máxima claridad. Han trasladado un mensaje rotundo", ha expuesto Pilar Alegría. "Hay un partido que ha ganado. No hay que especular. El gobierno catalán se decide en Cataluña", señalan fuentes del Gobierno.
"Hay que atender el mensaje de los catalanes pidiendo abrir un nuevo tiempo, una nueva etapa", ha añadido Alegría. Y ese "nuevo tiempo" pasa porque la Generalitat esté presidida por el líder de un partido no nacionalista.
Pero la situación en la que quede Puigdemont -dijo que dejaría la política si no gobernaba- y la reacción que tenga ERC tras su debacle -cayó 13 escaños- deja un futuro incierto para la legislatura. Ver cómo actuarán en Madrid, qué repercusiones puede tener. Si aumentan el precio de su apoyo, si lo retiran directamente, si todo sigue igual, si como cree el Gobierno las elecciones transcurren por un camino y la legislatura por otro...
La estrategia de La Moncloa pasa por trasladar un mensaje de tranquilidad y que nada está en juego. Un "la vida sigue igual". "A esta legislatura le quedan más de tres años por delante", proclaman desde el Gobierno. "No nos cabe duda de que va a haber gobierno en Cataluña, de que se va a atender la petición de abrir una nueva etapa y que a esta legislatura le quedan tres años como poco", ha insistido Alegría.
En todo caso, en el Gobierno y en el PSOE creen que ahora se abre un impás de espera hasta que pasen las elecciones europeas del 9 de junio. Que es momento de que cada partido digiera los resultados, se resuelvan debates internos y configuren los liderazgos. Es por ese motivo que en el horizonte a corto plazo en el Ejecutivo no contemplan que se reúnan las mesas de diálogo que tienen comprometidas con Junts y ERC. Espacios de diálogo con mediador internacional y en donde, en el caso de Junts, acude a ellas el propio Puigdemont, por lo que se celebran fuera de España. En La Moncloa quieren esperar a ver cómo salen los independentistas de estos procesos, quiénes son los líderes y a partir de entonces, "sabiendo quién se sienta enfrente", se podrían retomar.