Redondo y Argüello se reúnen durante más de una hora para tratar sobre la comunión a los gais y las terapias de conversión

Tal como marcaba la agenda del ministerio, Redondo ha llegado en el coche oficial a las 9:30 a la sede de la Conferencia Episcopal Española, en la calle Añastro de Madrid. Allí la esperaban el presidente de la CEE, Luis Argüello, el vicesecretario para asuntos generales, Carlos López Segovia, y miembros de la oficina de comunicación de los obispos. La reunión, que ha durado una hora y veinte minutos, ha sido mucho más larga de lo previsto ya que, en principio y según su agenda, la ministra tendría que haber llegado al pleno del Congreso a las 10:30 y, sin embargo, ha salido de la sede de la Conferencia Episcopal veinte minutos más tarde.

Ni la ministra ni el presidente de los obispos han hecho declaraciones a los medios que esperaban a las puertas de la sede al finalizar el evento. Redondo -que sostenía unos documentos en su mano izquierda y en la derecha una gran bolsa dorada con un presente que le han ofrecido los obispos- ha salido acompañada por Argüello y algunos de sus colaboradores. Tras una breve conversación, se han despedido con cordialidad y la ministra ha abandonado el lugar en el coche oficial, que le esperaba bajo los soportales de la entrada, resguardado de la fina lluvia que ha caído en Madrid durante todo el tiempo que ha durado la reunión.

El encuentro se ha celebrado tras la petición de la propia ministra, quien ya lo anunció el pasado viernes en el programa '59 segundos' de Televisión Española. Afirmaba entonces que lo sucedido en Segovia es «claramente y abiertamente inconstitucional» y sostenía que de acuerdo al artículo 14 de la Carta Magna «no se puede discriminar a un ciudadano LGTBI y exigirle que opte o bien por su fe o bien por su condición sexual», en alusión a la negativa de un párroco, respaldada por la diócesis, a darle la comunión a una pareja gay casada civilmente y a un alcalde socialista de un pueblo cercano, también homosexual y que convive con su pareja. La ministra instaba a los afectados a denunciar la situación ante el Tribunal Constitucional.

Argüello y la ministra en la puerta de la sede de la Conferencia Episcopal a la salida de la reunión Navarro Pareja

Sin embargo, desde fuentes cercanas a la Conferencia Episcopal calificaron de «injerencia» la declaración de la ministra y niegan por completo sus argumentos. «El comunicado de la diócesis de Segovia ya dejaba claro que la negativa a que recibieran la comunión nada tiene que ver con su condición sexual, sino al hecho de que convivan como pareja, lo cual también impide el acceso al sacramento a las personas heterosexuales, como el caso de los divorciados vueltos a casar», explican a ABC. «En ningún momento se trata de homofobia ni discriminación hacia los homosexuales, sino la aplicación de la doctrina católica para defender el carácter sagrado de la eucaristía», añaden.

Otro de los temas que la ministra lleva en cartera son las supuestas denuncias sobre terapias de conversión de las que acusa a siete diócesis: Madrid, Getafe, Alcalá de Henares, Barcelona, Sigüenza-Guadalajara, Valencia y Málaga. A partir de un informe de la Asociación Española contra las Terapias de Conversión, y una reunión con el presidente de la entidad, Saúl Castro, la semana pasada el Ministerio abrió un expediente para analizar las denuncias y «estudiar las acciones a impulsar en el marco de sus competencias».

Sin embargo, las diócesis, que no han recibido ninguna denuncia en ese sentido, han negado la existencia de este tipo de terapias e incluso han mostrado su rechazo hacia estas prácticas, «en línea con la posición del Vaticano». De igual forma han explicado que lo que el ministerio considera «terapias de conversión» son en la práctica «charlas de personas que hablaron de su conversión a la fe».

Incluso el obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, a través de una publicación en la red social X negaba que existan las 'terapias de conversión' y defendía que la Iglesia pueda «acompañar pastoralmente a personas con inclinaciones homosexuales».

«Lo que llaman 'terapia de conversión', en realidad, no existe. Es tan solo un 'constructo ideológico' del marxismo para impedir a la Iglesia acompañar pastoralmente a las personas con inclinaciones homosexuales, ayudándoles a vivir la virtud de la castidad. Por otra parte, resulta irónico que quienes defienden la libertad para cambiarse de sexo --hormonas y cirugías incluidas--, prohíban a los homosexuales solicitar libremente lo que ellos califican como 'terapia de conversión'. Es una demostración palmaria de que no creen en la libertad, de la que tanto alardeaban; además de ser una prueba más de la falta de libertad religiosa que estamos padeciendo», aseguraba Munilla en X.