Las ciclistas españolas vuelan: «Antes eran cajeras, hoy son profesionales»

Casi treinta años después de esa época, el pelotón femenino se ha transformado: corredoras profesionales, inversión, personal de apoyo, patrocinadores, técnicos auxiliares, material de primera calidad. Y las ciclistas españolas vuelan. Así lo han demostrado en el Mundial celebrado en Ruanda y en el Europeo disputado en la Provenza francesa con una cosecha sin precedentes: siete medallas en los dos campeonatos, con la navarra de 18 años Paula Ostiz como máxima estrella, campeona del mundo y de Europa.

En el ciclismo se habla de facilidades y patrocinadores provenientes del programa 'Universo Mujer', impulsado hace años por el Consejo Superior de Deportes (CSD), que aporta importantes desgravaciones fiscales para las empresas que invierten en deporte. Un 15% del gasto en publicidad en la cuota del impuesto sobre sociedades y un 45% para las compañías que realizan donaciones pero no gastos de publicidad.

Así, con la llegada de patrocinadores y más carreras (Vuelta a España, Burgos, Andalucía, País Vasco, Cataluña) han crecido las condiciones económicas de las ciclistas del World Tour (primera división), que se benefician de un salario mínimo de 45.000 euros anuales y el resto, según su caché, victorias y categoría profesional. En España funcionan tres equipos, el Movistar de la máxima categoría, más el Laboral Kutxa y el Eneicat de León. «De la cantidad sale la calidad», analiza para ABC la seleccionadora española, la exciclista Gema Pascual.

«Antes de los Mundiales y los Europeos, en la Federación me pidieron una estimación de las probabilidades de éxito en función de resultados anteriores. Yo escribí que podíamos ganar medallas en las tres categorías –cuenta Gema Pascual–. Era difícil que saliera todo de golpe, pero ha salido».

Paula Ostiz conquistó tres oros y una plata en la franja júnior en diez días de fábula. Campeona del mundo y de Europa en ruta, campeona continental y subcampeona mundial en contrarreloj. Paula Blasi selló dos medallas en la categoría sub-23: oro en el Europeo de ruta y bronce en el Mundial. Y el colofón fue el tercer puesto de la veterana mallorquina Mavi García (41 años) en la élite femenina, toda una vida dedicada a los pedales y la bicicleta.

Permisos para correr

«Ya era hora que le robásemos protagonismo a los chicos. Ha cambiado todo –explica Gema Pascual–. Las chicas antes eran cajeras, fisioterapeutas o maestras y cuando terminaban en sus trabajos, tenían que sacar tiempo para entrenar. No descansaban, no recuperaban que es un factor fundamental en el ciclismo, y siempre así. Tenían que pedir permisos para ir a las carreras. Antes vivíamos dos o tres del ciclismo, ahora viven 50 chicas. Son profesionales, se dedican solo a esto».

La selección femenina ha contado con ayuda exterior de los profesionales que hoy pueblan el ciclismo masculino: mecánicos, masajistas, fisios, cocineros, psicólogo, preparadores, nutricionistas... «Y sobre todo inversión. Los beneficios fiscales a las empresas influyen en que tengamos mejores medios. Y en la Federación no ponen restricciones. Si hay que invertir en correr más pruebas, se invierte».

Paula Ostiz pidió quedarse un día más en el Europeo. Quería presenciar la carrera élite femenina y analizar a las estrellas, sobre todo a Vollering, su manera de entrenarse, de preparar la carrera. «Paula tiene un carácter peculiar. Sale a ganar con determinación y suele decir lo que piensa –dice Pascual–. Es una todoterreno que se tiene que hacer. Debe pulir cosas y ganar su sitio en el Movistar». De Paula Blasi cuenta Pascual que «me advirtieron que hacía duatlón, triatlón y atletismo y era muy buena. Y se confirmó porque tardó 15 días en fichar por UAE. Es una crack como deportista y como persona».