Más de cien detenidos y palizas policiales en las protestas proeuropeas en Georgia

Georgia detuvo a 107 personas en la capital, Tiflis, por la noche durante una nueva protesta contra la decisión del Gobierno de detener las conversaciones de adhesión a la Unión Europea. El abandono de las negociaciones ha provocado una amplio indignación en el país, que consagra el objetivo de convertirse en miembro de la UE escrito en su constitución. Miles de manifestantes han salido a las calles durante dos noches consecutivas, enfrentándose a la policía antidisturbios que ha empleado cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud. La membresía en la UE es abrumadoramente popular en Georgia, y la oposición está aprovechando para librar un pulso con el gobierno tras haber perdido unas discutidas elecciones.

Los manifestantes, que portaban banderas de Georgia y de la Unión Europea, se acercaron al edificio del Parlamento. Allí lanzaron fuegos artificiales a los agentes de policía, los obligaron a alejarse de la asamblea y a bajar por el bulevar Rustaveli en dirección a la ópera. Los manifestantes hicieron barricadas y se enfrentaron a los agentes durante toda la noche, mientras compartían desde sus teléfonos móviles su indignación y su voluntad de lucha.

"En el Teatro Rustaveli ha habido una emboscada por todos lados. Los manifestantes que estaban junto al edificio fueron acorralados en el teatro y atacados con porras, patadas y gas pimienta, hubo gente que perdió el conocimiento. Luego, cuando finalmente pudieron pasar, los persiguieron uno a uno, los tiraron al suelo, los golpearon y los arrestaron", clamaba las cuatro de la madrugada Marika Mikiashvili, del partido Coalición por el Cambio, aferrada a su mascarilla para protegerse del recurrente uso del gas.

Sobre las seis de la mañana persiguieron a los manifestantes hasta la Plaza de la República, atacándolos esporádicamente mientras despejaban la avenida Rustaveli para el tráfico, según el medio 'Civil.ge'. Las imágenes que circulan por televisión muestran a la policía golpeando sin piedad y violentamente a los manifestantes, pateándolos en la cabeza y la cara.

"Las familias buscan desesperadamente a sus seres queridos, sin saber si sus hijos o maridos están detenidos o postrados en una cama de hospital", relataba al amanecer Anna Gvarishvili, periodista independiente que lleva cubriendo las protestas desde el principio. Según informa el canal de televisión Pirveli, su periodista Mariam Gaprindashvili resultó gravemente herida durante la manifestación y tuvo que ser hospitalizada.

La presidenta del país, Salomé Zurabishvili, escribió en redes sociales: "Una vez más, presenciamos ataques brutales y desproporcionados contra la gente y los medios de comunicación georgianos, que recuerdan la represión al estilo ruso. Estas acciones no serán perdonadas. Los responsables del uso de la fuerza deben rendir cuentas".

Antes de la gran manifestación, el viceministro del Interior, Aleksandre Darakhvelidze, acusó a los manifestantes de atacar violentamente a la policía la anoche anterior y dijo: "Los empleados de los departamentos pertinentes del Ministerio del Interior también se movilizarán hoy para la manifestación prevista y protegerán el orden público".

ABANDONO DE EUROPA

El partido Sueño Georgiano acusó a la UE de "chantaje" por paralizar las negociaciones después de denunciar la deriva autoritaria del país. El primer ministro, Irakli Kobakhidze, volvió a dirigirse a los medios, insistiendo en que sigue comprometido con el camino de la integración en la UE. Según Kobakhidze, las negociaciones de adhesión son sólo un paso "formal" que no acelera la integración de un país en el bloque comunitario. Según el jefe del ejecutivo, la cuestión de la apertura de las negociaciones de adhesión se está utilizando como un instrumento de chantaje y Tiflis la rechaza para "neutralizarla".

Pero el abandono del camino a la UE ha generado protestas en cadena en múltiples estamentos. Las facultades cierran para mostrar su desacuerdo: la Universidad del Cáucaso y la Universidad de Georgia, ambas universidades privadas con sede en Tiflis, han cerrado temporalmente. Los diplomáticos firman manifiestos o, en algunos casos, se van: Otar Berdzenishvili, embajador de Georgia en Bulgaria, dimitió de su cargo el viernes.

El mensaje el pasado jueves del primer ministro cancelando el proceso de acceso se produjo sólo un mes después de que Sueño Georgiano proclamase su victoria en las elecciones del 26 de octubre —con casi el 54% de los votos— a pesar de las denuncias sobre un fraude masivo. El presidente y la oposición rechazan los resultados y consideran ilegítimo al Parlamento, mientras que el recurso del presidente ante el Tribunal Constitucional sigue, hasta ahora, sin respuesta. El partido en el poder aprobó este año leyes contra los llamados "agentes extranjeros" y los derechos LGBT, que según los críticos son de naturaleza draconiana y de inspiración rusa.

Las negociaciones de acceso a la UE estaban paralizadas desde el verano, pero por alguna razón el gobierno georgiano ha querido dar un golpe de realidad a la población postergando cualquier esperanza hasta 2028. "Tienen miedo de no tener suficiente control para acabar silenciosamente con las aspiraciones de la UE, así que se arriesgan y presionan hacia la pelea", apunta Tymofiy Mylovanov, presidente de la Kyiv School of Economics y ex ministro de economía de Ucrania hasta 2020.

Las protestas se producen estos días fundamentalmente en la capital. Pero ayer en varias regiones de Georgia hubo concentraciones. En Batumi, una ciudad costera muy turística, hubo protestas cerca de la plaza Era. Este país del Cáucaso Sur, con 3,7 millones de habitantes, se asoma a una crisis violenta como la sucedida en Ucrania en 2014 con las protestas de Maidan. Las encuestas de opinión muestran que aproximadamente el 80% de los georgianos apoyan la membresía en la UE. Giorgi Vashadze, un destacado líder de la oposición, escribió en Facebook: "El autoproclamado gobierno ilegítimo ya ha firmado legalmente la traición a Georgia y al pueblo georgiano".