La UE recibe con pragmatismo el resultado electoral en Polonia

No se puede ignorar que en Bruselas habrían recibido con mucho más entusiasmo la victoria del candidato popular, pero por ahora la Comisión lo ha enfocado con cierto optimismo cauteloso en la confianza de que Polonia seguirá cooperando con la UE a pesar de su profunda polarización. Cuando el partido de Nawrocki, el Partido Ley y Justicia (PiS), estaba en el poder en el Gobierno se produjo una situación de extremo enfrentamiento entre Bruselas y Varsovia por algunas de las reformas, sobre todo en el sistema judicial, que se consideraron como ataques al Estado de derecho y culminaron con la suspensión de los fondos europeos.

Hace tres años que el popular Donald Tusk asumió el poder y desde entonces ha trabajado para restablecer las relaciones con Bruselas y reparar las instituciones democráticas, pero el presidente de la República saliente, Andrzej Duda, ha bloqueado muchas de estas reformas con el mismo poder de veto que tendrá Nawrocki. Este ya dijo en la campaña que lucharía contra cualquier tendencia federalista de la UE y que mantendrá el mismo rumbo que Duda. La Comisión también ha dicho que «como siempre, buscaremos la cooperación con el nuevo presidente» y al mismo tiempo «apoyamos los esfuerzos del Gobierno polaco para mejorar el Estado de derecho».

Desde Bruselas se consuelan sobre todo con el hecho de que Nawrocki se ha comprometido a mantener la ayuda militar a Ucrania, en lo que Polonia es una pieza fundamental, no solo desde el punto de vista material sino geográfico. Su oposición a que Kiev entre en la OTAN no parece ser un problema en estos momentos para Bruselas, que contempla este asunto concreto con una perspectiva a medio o largo plazo. Y, sobre todo, desde el inicio de la legislatura, Von der Leyen está tratando de atraer a la mayoría europeista al grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR) al que pertenece el PiS y la italiana Meloni, que también parece estar intentando enfocar las situación con cierto pragmatismo.

Nada comparable con el entusiasmo del primer ministro húngaro Viktor Orbán o el dirigente nacionalista francés Jordan Bardella, ambos miembros del grupo de «Patriotas por Europa» que es otra formación que está más lejos de la centralidad europeista. El primero consideró el resultado como «emocionante» mientras que el segundo dejó escrito que «el pueblo polaco se ha pronunciado y su decisión libre y democrática debe ser respetada, incluso por los líderes de Bruselas, que anhelaban fervientemente su derrota».