El Pontífice también ha denunciado la hipocresía de algunos países que hablan de paz y paralelamente «juegan a la guerra», enriqueciéndose con la venta de armas. «Al final esta política lleva siempre al fracaso», ha señalado.
De este modo se ha referido a «los numerosos conflictos armados en curso, que aún no logran extinguirse, a pesar de que constituyen laceraciones extremadamente dolorosas para los países en guerra y para toda la familia humana».
«Que la comunidad internacional haga prevalecer la fuerza del derecho a través del diálogo, porque el diálogo debe ser el alma de la comunidad internacional», ha deseado finalmente.