Ingresa en prisión el exconcejal que dejó parapléjica a su mujer al tirarla por una terraza
Pedro Muñoz tenía de plazo hasta este lunes para entrar en prisión tras su condena
Con el fallo condenatorio en la mano y a petición de Fiscalía, la Audiencia de León decretó en febrero su ingreso en prisión provisional y en marzo un segundo auto prorrogó esta situación hasta septiembre de 2030, lo cual el letrado de Muñoz había recurrido al Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJ), que lo ha rechazado .
En concreto, el recurso apuntaba a que Pedro Muñoz ya había estado antes en prisión provisional, desde poco después de los hechos hasta que cumplió el máximo establecido para esta situación antes de ser juzgado y quedó libre. Cuando fue puesto en libertad le faltaban sólo siete días para alcanzar el límite fijado en ese supuesto -de dos años- una cifra que alegaba su letrado que había sido superada por el tiempo que ha transcurrido en esta segunda ocasión desde su regreso en febrero hasta el auto que dicta la prórroga en marzo.
El TSJ comparte la decisión de la Audiencia desde «la base de que la prisión provisional del investigado durante la fase de instrucción y la del acusado tras la sentencia condenatoria y en tanto la misma sea firme por haber sido recurrida, cumplen una finalidad distinta«. »Una vez condenado, se reinstaura la medida y se fija el límite máximo previsto legalmente para la misma«, que en este caso es hasta la mitad de la pena impuesta.
El auto de la Audiencia de León por el que se decretó su ingreso en prisión estimaba que concurrían «todos los requisitos» para decretar su ingreso en prisión, una medida «proporcional y necesaria» con el que evitar el riesgo de fuga ante gravedad del delito y las penas y descartaba, además, que los problemas de salud alegados por la defensa de Muñoz impidan adoptar la medida.
Muñoz fue condenado a 16 años y once meses de cárcel y el pago de una indemnización de 1,5 millones de euros a su exmujer por años varios delitos de maltrato a lo largo de años de amenazas, humillaciones y palizas, así como por un delito de lesiones agravadas por la brutal agresión en la arrojó al vacío al patio de su casa, donde una vez allí y al grito de «¿todavía no estas muerta?» siguió golpeándola. La víctima, Raquel Díaz, logró sobrevivir aunque con importantes secuelas al resultar parapléjica y dependiente en su día a día.