Felipe VI, «Rey de España y de los gitanos»

Ramírez se alzó de nuevo como la voz del pueblo gitano en el Congreso de los Diputados y demandó «una ley específica» que les «incorpore al contexto de la ciudadanía española como un pueblo más, con una cultura, manera de ser, de actuar y vivir que merece ser reconocida». Y, en este sentido, ensalzó de nuevo al Rey al apreciar que «el máximo representante del pueblo y de España» llevara en su solapa «la misma insignia de la Constitución Española que un humilde gitano».

Han pasado 600 años desde que, en enero de 1425, un hombre que se llamaba Juan, conde de Egipto menor, consiguió un salvoconducto para viajar libremente a la Península Ibérica. Este es el primer testimonio documentado sobre el que se tiene constancia de la llegada del pueblo gitano a España. Esta conmemoración se celebró en la Sala Constitucional ayer porque fue precisamente el 8 de marzo de 1971 cuando se instauró el Día Internacional del Pueblo Gitano, en el marco del primer Congreso Mundial Gitano que tuvo lugar en Londres. Allí se adoptaron como símbolos propios la bandera -azul y verde, con una rueda de carro de color rojo que refleja la itinerancia del pueblo gitano- y el himno 'Gelem, Gelem', que habla de la persecución de los gitanos por los nazis. De ahí que los Reyes no se extrañaran cuando al entrar en la Sala Constitucional se encontraron con un piano de cola color negro y una guitarra.

Don Felipe y Doña Letizia, junto a diputados de todos los partidos políticos y unos 150 invitados, en su mayoría gitanos, se pusieron en pie para escuchar esta pieza, que interpretó la cantaora Esperanza Fernández. A los acordes, Pedro María Peña. Al piano, Dorantes. En cuanto terminó, hubo un emocionante aplauso y en la sala se escuchó: «¡Viva al pueblo gitano!».

Leyes contra los gitanos

La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, condujo el acto y recordó que hasta 1812 los gitanos no fueron reconocidos como ciudadanos españoles. Antes, en España se llegaron a promulgar 200 leyes contra los gitanos. Destacó que «hoy la sociedad se ha transformado» y «entre todos hemos conquistado grandes cimas de progreso y modernidad». Se preguntó si el estigma ha terminado y reconoció que nuestro país «todavía adolece de algunas grietas por las que se nos escapan algunos derechos sociales».

Continuó así una celebración donde Felipe VI tomó la palabra para reconocer la huella cultural, social y lingüística del pueblo gitano y del enriquecimiento que supone para España. Con la vista puesta en el pasado, presente y futuro -en un momento en el que el pueblo gitano todavía tiene que abanderar otras conquistas en materia de educación, empleo, vivienda o salud, que son factores de exclusión social y económica-, afirmó que «no hay lugar en nuestra sociedad para la discriminación».

Don Felipe hizo suyo un término acuñado por Juan de Dios Ramírez Heredia para calificar la discriminación que sufren los gitanos: «La discriminación de la indiferencia». Recordó este tipo de rechazo como el «más cruel»: «Una forma de exclusión silenciosa, pero profunda, que se manifiesta en la mirada que se aparta ante la desigualdad, en la normalización del rechazo y en la condena a la invisibilidad». Y reconoció entonces la «resistencia inquebrantable» del pueblo gitano y su «capacidad continua de adaptación y de superación». «De todo ello -señaló el Rey- el pueblo gitano ha hecho una seña de identidad que es un ejemplo para todos».