El automóvil espera cesiones de la UE para el pago de las multas por el CO2, que no se reduciría en 2025

Nunca se había celebrado una reunión de tan alto nivel como la de ayer entre la Comisión Europea y 22 asociaciones o empresas representativas del sector del automóvil, desde la patronal de fabricantes Acea a la de proveedores Clepa, los CEOs de BMW, Renault o Volvo; incluso organizaciones ecologistas, de consumidores y sindicatos.

El alcance de la cumbre venía motivado por la situación de esta industria. De ella dependen 13 millones de empleos en la UE y no solo soporta la presión de los rivales de EEUU y asiáticos (chinos, sobre todo) o su retraso en el coche eléctrico, cuya demanda se ha estancado. También el sobreesfuerzo que imponen las políticas de la UE, como la norma CAFE que obliga a reducir las emisiones medias de CO2 de los coches vendidos en 2025 desde 115,1 gr/km a 93,6 gramos. Quien no cumpla, tendrá que hacer frente a cuantiosas multas que, en su conjunto, el sector cifra en 15.000 millones de euros, aunque otras fuentes reducen esa cifra a 5.000 millones.

La amenaza la vienen repitiendo desde hace meses los fabricantes, pero el informe Draghi encargado por Bruselas y publicado el pasado septiembre ya dejaba claro que «la transición al coche eléctrico es inevitable». pero también que las normas que la sustentan - como la citada CAFE o la prohibición de vender coches de combustión desde 2035- perjudican a los fabricantes europeos frente a los extranjeros.

Plan de acción

En este sentido, de la reunión de ayer no salió ninguna medida concreta, ya que se darán a conocer en un Plan de Acción encargado por Ursula von der Leyen, presidenta de la CE. Se presentará el 5 de marzo y se articulará en cuatro grandes áreas: transición limpia, cadena de valor, innovación tecnológica y digital y aspectos sociales y laborales. El objetivo es que proponga iniciativas «urgentes», que permitan al sector competir en «igualdad de condiciones en el escenario internacional» y «racionalicen la normativa».

Aunque no parece que vayan a suavizarse los objetivos de CO2, señalan fuentes de Bruselas que recuerdan lo que dice la última Brújula de Competitividad de la UE. «Las normas de CO2 proporcionan certidumbre a largo plazo para las inversiones necesarias. Como parte del diálogo, identificaremos soluciones inmediatas que salvaguarden esa capacidad de inversión sin reducir la ambición general de los objetivos para 2025», señala el documento. Es decir, «flexibilidad para compensar las multas, sí; para cambiar los objetivos de CO2, no» concluyen esas fuentes.

Compra de derechos

Esta por ver si esa «flexibilidad» se traduce en el perdón de sanciones; o en algún tipo de medida de apoyo financiero que las compense. Porque lo que la industria tiene claro que, actualmente, no se dan las condiciones para cumplir los objetivos de CO2. «Para que la transición hacia la movilidad cero emisiones tenga éxito, debe venir respaldada por el mercado y la demanda» señalaba Ola Källenius, consejero delegado de Mercedes-Benz y actual presidente de Acea. Y en 2024, la cuota de los modelos eléctricos puros se redujo hasta el 13,6%, su primera caída desde 2020.

Por eso, una de las alternativas que el sector plantea son objetivos de CO2 a un plazo de tres años, con medias anuales que permitan compensar esta mala coyuntura y den tiempo para que los fabricantes más rezagados se pongan al día. Otra alternativa es comprar derechos de CO2 a fabricantes como Tesla, que solo venden eléctricos. Es lo que harán Toyota, Stellantis, Ford o Mazda, pero tampoco les saldrá barato: la estadounidense podría ingresar hasta 1.000 millones de euros.