Orbán visita por sorpresa China en lo que llama una “misión de paz” para la guerra en Ucrania
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El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha aterrizado este lunes por sorpresa en China en lo que ha denominado una “misión de paz 3.0″, después de haber visitado la semana pasada Ucrania y Rusia. En Pekín, el verso suelto de la Unión Europea y aliado más próximo de China en el bloque comunitario, ha mantenido un encuentro con el presidente chino, Xi Jinping. “China es una potencia clave para crear las condiciones de paz”, ha asegurado Orbán en la red social X, junto a una imagen de ambos mandatarios dándose la mano. La entrevista con el líder chino sigue a las que ha mantenido primero en Kiev con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, y más tarde en Moscú con Vladímir Putin.
“Apreciamos mucho su iniciativa de paz sobre el conflicto de Ucrania”, ha dicho Orbán a Xi, según ha recogido la agencia estatal MTI, citada por Reuters. “Es muy importante para los húngaros que China urja a la paz en el mundo”. El húngaro ha informado a Xi sobre sus recientes visitas. “Xi Jinping apreció los esfuerzos de Orbán por promover una solución política a la crisis ucrania”, afirma la lectura del encuentro recogida por la agencia oficial Xinhua. El líder chino ha animado a encontrar “un pronto alto el fuego” y “una solución política”. Ha defendido la necesidad de que la comunidad internacional cree las condiciones para que Moscú y Kiev reanuden el diálogo directo y ha reiterado que “China ha estado persuadiendo activamente a la paz y promoviendo conversaciones a su manera”.
Hungría ejerce este semestre la presidencia de la Unión, una proyección que su primer ministro quiere usar para avanzar en el camino de una paz cuyos términos no convencen —más bien irritan— en otras capitales europeas. “La principal tarea en los próximos seis meses de nuestra presidencia europea será la lucha por la paz”, dijo Orbán la semana pasada desde Moscú, en una comparecencia sin preguntas junto a Putin. El húngaro guardó silencio cuando el ruso pidió una retirada de las tropas ucranias de los territorios ocupados ilegalmente. En Kiev, unos días antes, pidió a Zelenski un alto el fuego que permita abrir una negociación.
Cercano a Putin, Orbán ha sido, desde la invasión a gran escala de Rusia, la china en el zapato en la negociación de cada ronda de sanciones contra Moscú. Ya causó estupor cuando se entrevistó el pasado mes de octubre con Putin en Pekín: fue el primer líder de la UE en darle la mano tras la orden de detención internacional por crímenes de guerra dictada por el Tribunal Penal Internacional.
El húngaro es consciente de que actúa sin mandato europeo, de que viaja por su cuenta y riesgo. La presidencia semestral rotatoria “no da derecho a negociar en nombre de nadie”, reconoció la semana pasada en una entrevista tras su pasó por Moscú, pero aseguró que él no está negociando. “Voy a los lugares donde hay un riesgo de guerra, o una guerra con consecuencias negativas para Europa y Hungría y clarifico los hechos”. En Pekín, tiene previsto entrevistarse también con el ministro de Exteriores, Wang Yi.
La UE ha visto desde el inicio de la invasión a China como uno de los pocos países con capacidad para convencer a Rusia de que ponga fin a su ofensiva. A la vez, considera que Pekín mantiene una posición escorada hacia Moscú: nunca ha condenado la invasión, sigue sin denominar “guerra” a la guerra, y se ha convertido en el gran aliado diplomático de Rusia y en su bombona de oxígeno económico. El año pasado, China presentó una iniciativa de 12 puntos para la “solución política del conflicto”, vista con buenos ojos por Putin, pero que aún no ha cosechado frutos, aunque sí ha atraído a países como Brasil, que respalda los postulados de una paz sinica.
China insiste desde hace meses en que cualquier conferencia internacional de paz ha de contar con el visto bueno de Moscú y Kiev, debe ser reconocida por ambas partes, con participación igualitaria, y permitir un debate de todas las opciones de paz. Pekín rechazó participar a la última conferencia de paz celebrada en junio en Suiza —a la que tampoco acudió Rusia— al creer que no cumplía con estas condiciones. Zelenski criticó duramente a China al considerar que estaba ayudando a Rusia en sus intentos de “impedir” que se celebrara la cumbre y la acusó de ejercer presión sobre otros países para evitar que asistieran.
La visita también llega en un momento tenso entre China y la UE, después de que Bruselas impusiera la semana pasada aranceles provisionales a los vehículos eléctricos fabricados en China de hasta un 47,6%; Pekín ha respondido con una investigación al sector del porcino europeo. Algunos analistas temen que la escaramuza pueda convertirse en una verdadera guerra comercial. “Las relaciones entre China y la UE tienen una importancia estratégica y una influencia mundial, y deben mantener un desarrollo estable y saludable para responder conjuntamente a los desafíos globales”, le ha dicho Xi a Orbán, según Xinhua.
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