Los británicos prefieren arrimarse a la UE antes que a Trump
Cinco años después de la consumación oficial del Brexit, el 46% de los británicos considera que hay que dar prioridad a la mejora de las relaciones comerciales con la UE, frente al 21% que estima que el Gobierno del Reino Unido debería dar preferencia a un acuerdo comercial con Estados Unidos tras la llegada de Donald Trump.
El sondeo auspiciado por Best for Britain y publicado por The Observer saca a flote el descontento general por el impacto del Brexit, a la luz de los datos que certifican la caída de las exportaciones en el equivalente a 32.000 millones de euros anuales y una reducción del PIB estimada entre el 1,5% y el 4% anual.
El premier Keir Starmer, que pretende "resetear" la relaciones con la UE, pero aún no ha puesto una medida concreta sobre la mesa, se ve en la tesitura de negociar al mismo tiempo un acuerdo comercial con Washington, prometido en su día por Boris Johnson como la mejor "recompensa" del Brexit.
Starmer habló por primera vez por teléfono con el nuevo inquilino de la Casa Blanca el domingo, en una conversación "cálida y constructiva" que se prolongó durante 45 minutos y en la que, según un portavoz de Downing Street, Trump no llegó a amenazar como a otros países con la imposición de aranceles (en contraste con su asesor Elon Musk, le dijo a Starmer que "lo está haciendo muy bien hasta ahora").
El pollo clorado vuelve a aflorar a estas altura como el principal escollo entre Londres y Washington, pero lo que más preocupa a los británicos (y al 66% de los votantes laboristas) es cómo propiciar un acercamiento a Bruselas y una mejora las relaciones comerciales con los 27.
"El acuerdo del Brexit no está funcionando bien ni para las pequeñas ni para las grandes empresas que están tratando exportar", reconoció la secretaria del Tesoro, Rachel Reeves, por primera vez desde la llegada al poder del Partido Laborista hace siete meses.
Reeves se mostró abierta a estudiar "ideas constructivas" como la propuesta recientemente por el vicepresidente de la Comisión Europea Maros Sefcovic, que sugirió a su paso por Davos que el Reino Unido podría unirse al Convenio Paneuromediterráneo (PEM), suscrito en el 2012 y al que pertenece la UE y países como Suiza, Noruega, Islandia, Moldavia, Ucrania, Marruecos, Egipto, Israel o Jordania.
El convenio suscrito por 25 "partes" pretende fomentar el comercio e integrar las cadenas de suministro dentro de la zona. En el caso se integrarse, según recordó Sefcovic, el Reino Unido se vería obligado a un "realineamiento dinámico" para reducir las barreras comerciales.
La adhesión al PEM lleva circulando en la última semana como la alternativa más creíble frente a la vuelta a la integración en la unión aduanera o la vuelta al mercado único, descartados de antemano por el Partido Laborista precisamente para no reabrir las heridas del Brexit.
"Estamos dispuestos a considerar propuestas consistente con las líneas rojas contenidas en nuestro manifiesto", declaró en Sky News Rachel Reeves, inflexible hasta ahora pese a la presión creciente de la clase empresarial y un sector del partido (Labour Movement for Europe) que reclama el acercamiento a la UE en ara del crecimiento económico.
"Si queremos ser serios a la hora de combatir el estancamiento económico, no podemos dejar de lado a la Unión Europea", advierte el ex candidato laborista Prafu Nargund, al frente de la Good Growth Foundation. "Hay un camino abierto hacia una relación más estrecha con la UE que no tiene por qué ser desastroso electoralmente, sino todo lo contrario".
El sondeo de Best for Britain detecta, de hecho, un apoyo mayoritario al nuevo acercamiento a la UE en todo el cinturón rojo, que en 2019 votó por Boris Johnson bajo la consigna de "culminar el Brexit". "Con Trump amenazando con imponer nuevos aranceles, el Gobierno debería escuchar a los votantes y reducir las barreras comerciales con nuestro mayor mercado, antes de buscar acuerdos en otros lugares y en un mundo cada vez más proteccionista", advierte Naomi Smith, al frente de Best for Britain.
Nigel Farage, líder del nacionalista Reform UK e invitado especial a la toma de posesión de Trump, se ha lanzado, sin embargo, al debate reclamando un viraje hacia Washington: "Cualquier intento de alinearse con la UE, como parte de un reseteo de las relaciones con Bruselas, nos va a restar flexibilidad a la hora de negociar un acuerdo con Estados Unidos".