Una filtración de palabra y de obra

La fiscal superior de Madrid ya dejó claro, ante el magistrado del Tribunal Supremo que investiga a García Ortiz por revelación de secreto, evidencias de que el fiscal general era el presunto filtrador. A una pregunta directa («Álvaro, ¿lo has filtrado tú?»), éste contestó «eso ahora no importa», eufemismo escapista que en todo caso eludió la palabra 'no'. Ante notario quedó constatado que hasta el Grupo Socialista de la Asamblea de Madrid llegó desde Moncloa la información del famoso correo del novio de Ayuso, supuestamente procedente de la Fiscalía General que es el único actor del proceso que tenía acceso a todos los datos que se incluían. Son pruebas tangibles, físicas si se quiere, de la filtración. Ayer también quedó acreditado que la filtración fue verbal desde las oficinas de comunicación de la Fiscalía General del Estado y del Tribunal Superior de Madrid, que recibieron órdenes directas de García Ortiz para que publicasen la nota con el contenido de los datos de la filtración, que todo a punta a que fue de palabra y de obra. (Puede ver la recitificación de la Fiscalía General del Estado en este enlace)