Feminismo, suicidio y memoria histórica: así cayó en desgracia el disco maldito de Cecilia

Le dijo su editor que el suyo era un libro que antes de publicarse ya cambiaría las cosas y, a los hechos nos remitimos, así ha sido. Cecilia, ese icono de la canción española de los 70 cuya muerte trágica y demasiado temprana elevó a mito, tuvo un disco maldito. Uno del que incluso ella terminó renegando y que acabó sumido en el silencio a pesar de ser, según los críticos, su mejor obra. Ahora el periodista Eduardo Bravo reivindica su esencia en Cecilia 2. La historia del disco que no pudo ser (Lengua de Trapo y Círculo de Bellas Artes), una obra que, efectivamente, ha logrado sacar el segundo LP de la cantante del ostracismo. Al menos, en Spotify.

"Mi relación con Cecilia es de fan", reconoce el autor por videollamada. "Siempre me ha gustado, pero esa Cecilia más conocida, la de Dama, dama, la de Un ramito de violetas, me estaba empezando a cansar. Es la más producida, la más comercial. Llevamos 50 años escuchando esas canciones y están un poco manidas, en mi opinión. Un poco maltratadas, también".

Nota Bravo una cierta contradicción en la mirada retrospectiva a la identidad musical de Evangelina Sobredo: "Murió con 27 años, pero parece como si se le hubieran echado encima esos 50 años que han pasado. Tú escuchas Un ramito de violetas y parece que lo ha escrito una persona de 70 años". Pero ah, está aquel segundo disco, Cecilia 2, el LP maldito, grabado en 1973 tres años antes de morir y que, en "un striptease emocional", sí muestra a "esa chica veinteañera con un éxito tremendo que le ha dado una grandísima libertad".

Cecilia 2 nació como un encargo de CBS, la discográfica que la descubrió, que la rebautizó a partir de un tema homónimo de Simon & Garfunkel y que la lanzó al estrellato. El éxito fulgurante del primer disco requería cuanto antes un segundo triunfo. Sin embargo, empresa y artista no veían las cosas de la misma manera... "Ella buscaba aprovechar el tirón para crear un disco mucho más suyo, más personal y más político también", analiza el periodista.

La idea de Cecilia era dar "una patada al establishment en la boca", recoge Bravo en su libro las palabras de quien fuera pareja de Evangelina Luis Gómez-Escolar. Y por eso en Mi ciudad se adelanta al cambio climático con una crítica voraz a la gentrificación mucho antes de que tal palabra existiera; en Si no fuera porque se atreve con el suicidio en una sociedad regida por el nacionalcatolicismo; y qué decir de Un millón de sueños, que primero se tituló Un millón de muertos, aun así fue censurada y la llevó incluso ante los tribunales donde ella argumentó, muy seria, que cualquier referencia a la Guerra Civil en su letra era pura coincidencia, que ella hablaba de la Guerra de los Seis Días que había vivido en directo en Jordania.

"Su forma de gestionar los conflictos es muy inteligente. Sabía lo que estaba haciendo y en qué medio se movía. Podía haberse enfurruñado o haber decidido poner fin a su proyecto, pero nunca se enfrentó a los conflictos de manera frontal porque sabía que iba a perder. Una multinacional o el aparato de un Estado dictatorial eran enemigos demasiado poderosos. En cambio, se adaptó y fue buscando los resquicios para mantener su creatividad y su libertad. Con ese tono dulce y esa imagen naif, lo hace todo tan bonito que entra con mucha mayor facilidad", explica el autor de esta particular biografía, una especie de documental escrito basado en entrevistas a todos los implicados, directa o indirectamente, en la obra que reivindica.

Sin embargo, el verdadero conflicto llegó con la portada. La propia Cecilia se había dejado retratar en una habitación con un gran crucifijo y una bucólica cama con dosel sujetándose una falsa barriga de embarazada. En su idea inicial, su segundo disco tomaría el título de su tema más feminista, Me quedaré soltera, en el que reivindicaba su idea de ser madre soltera. "Imagínate, en el año 73 las mujeres no podían ni abrir una cuenta corriente ni trabajar sin el permiso de su padre, su hermano o su marido. Así que aquello era una cosa tan absolutamente rupturista que si llega a publicarse tal cual posiblemente Cecilia hubiera pasado un ratito en comisaría, o en prisión, para que entendiera el mensaje", asegura Bravo. La discográfica, claro, se negó a aceptar el riesgo.

Ahí fue cuando la propia Cecilia se desencantó. El disco ya no se parecía en nada al que ella había planeado y dejó de luchar. La discográfica, por su parte, abandonó la promoción, y el resultado fueron unas cifras de ventas raquíticas que no se correspondían con el éxito anterior de la cantautora. "No supieron gestionar el mejor disco de Cecilia", lamenta el autor. Decíamos al principio que el suyo es un libro que, antes de hacerse público, ya había cambiado las cosas. Y es que la dejadez discográfica hacia Cecilia 2 continuó hasta hoy, en el catálogo de Sony Music. Ni reediciones, ni recopilatorios de grandes éxitos, ni tampoco ningún rastro del disco completo en plataformas. Al menos, hasta que Bravo empezó a preguntar por qué: "Nunca me contestaron, pero de repente subieron el disco".

Cuenta el periodista que jamás habría podido escribir este extracto de la biografía de Cecilia sin la ayuda de su hermana, Teresa Sobredo, guardiana de su legado. Ella sólo le hizo una petición: que no analizara sus letras con la sensibilidad actual, sobre todo el feminismo de Me quedaré soltera. La suya es una guerra eterna contra la politización de una artista que fue tremendamente política hace 50 años. "Efectivamente, no sabemos qué opinaría Cecilia sobre el panorama actual. No sabemos, por ejemplo, si renunciaría a Un ramito de violetas, que es una canción de amor preciosa pero no deja de retratar a un maltratador", reflexiona Bravo. "Lo que está claro es que el mensaje de Cecilia 2 es tan universal, tan clarividente, que nos sigue llegando hoy como en el 73".