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Este año, y de forma mucho más intensa en los últimos meses, la prensa británica ha fijado su atención en la política española con un una insistencia poco habitual. El interés no se centra tanto en la economía o en las reformas internas, sino en la figura de Pedro Sánchez, un presidente que resiste en el poder a pesar de los escándalos que lo rodean, incluyendo los de su entorno más cercano.
Las imputaciones que afectan a su esposa, Begoña Gómez, la investigación judicial sobre su hermano, David Sánchez, y la acumulación de crisis internas han colocado a España en el radar de diarios como 'Financial Times', 'The Times', 'The Telegraph' y el semanario 'The Economist'. Desde Londres, la pregunta se repite: ¿cómo puede un líder sobrevivir políticamente a una presión de este calibre?
El 'Financial Times' publicó este miércoles en portada la noticia que confirmaba que la Audiencia Provincial de Madrid había imputado a Begoña Gómez. La noticia se ilustró con una fotografía del presidente y su esposa bajo un titular que no dejaba lugar a dudas: «Sánchez siente la presión».
El diario recordó además que el hermano del jefe del Ejecutivo, está siendo investigado por corrupción. Según el diario, esta concatenación de procesos judiciales ha «erosionado considerablemente la posición de un gobierno minoritario que Sánchez dirige desde 2018».
En paralelo, 'The Economist' ha adoptado una posición abiertamente crítica con la continuidad de Sánchez en el poder. El 31 de julio, en un editorial sin ambages, sostenía que «no hay ninguna buena razón para que continúe» y añadía que «para restaurar la fe en la democracia, debería asumir la responsabilidad y marcharse».
En otra pieza de análisis, el semanario británico describía la situación del presidente como la de un líder «a merced de los acontecimientos y de sus aliados volátiles», atrapado entre las investigaciones judiciales que afectan a su esposa y su hermano y la fragilidad de sus apoyos parlamentarios.
La dureza del posicionamiento editorial refleja que el caso español ya no es percibido únicamente como un episodio de desgaste interno, sino como un desafío para la credibilidad democrática de un país clave en Europa.
La imagen de Sánchez como un político capaz de resistir cualquier embate ha sido recogida con insistencia por 'The Telegraph'. El diario conservador describía en mayo cómo, apenas seis meses después de las inundaciones que dejaron decenas de personas fallecidas en el país, que después sufrió uno de los apagones más graves de Europa, el presidente seguía en el poder.
«Si estas crisis hubieran ocurrido bajo cualquier otro líder, probablemente ya habrían acabado con él. Pero no con Pedro Sánchez», escribía el rotativo. En ese mismo texto, el presidente aparecía retratado como el más resistente de los «Teflon Dons», bajo el titular «¿Por qué nada puede hundir al presidente de Teflón de Europa?», y hacía referencia a otro apodo, 'Perro Sánchez', acuñado por sus detractores.
«El último escándalo es la prueba de que es capaz de tragarse cualquier cosa», afirmaba la politóloga Astrid Barrio, de la Universitat de València, entrevistada por el diario británico.
La pieza de 'The Telegraph' destacaba que tras el gran apagón Sánchez «se atrincheró», rechazó asumir responsabilidades inmediatas y acusó a sus críticos de estar manipulando políticamente la crisis energética. El diario añadió que la oposición lo acusaba de haber impuesto un «apagón informativo» sobre el origen del fallo eléctrico y de priorizar «la ideología de la neutralidad climática por encima de la seguridad energética».
'The Times' ha incidido, por otro lado, en el estilo de liderazgo de Sánchez y en su relación con sus propios aliados. A comienzos del verano reveló el contenido de mensajes privados en los que el presidente se refería a algunos dirigentes socialistas regionales como «imbéciles, inútiles» y «un dolor de cabeza», expresiones que habrían estado dirigidas a Javier Lambán y Emiliano García-Page.
Esa filtración, en la que aparecía también José Luis Ábalos, fue leída en clave de fractura interna en el PSOE. En artículos posteriores, 'The Times' ha insistido en que la imputación de Gómez y la investigación de David Sánchez habían intensificado las dudas sobre la solidez del presidente y sobre la profundidad de la crisis que afecta a su entorno.
Así, para la prensa británica la figura de Sánchez se ha convertido en el ejemplo de un político que consigue, pese a todo, mantenerse a flote.«Sobrevive porque está dispuesto a ceder en todo con tal de mantenerse en el poder», aseguraba 'The Telegraph'.
El análisis en Londres se centra tanto en los equilibrios internos como en la proyección internacional: Sánchez es un dirigente que ha jugado un papel relevante en el Consejo Europeo, que ha mantenido una posición de confrontación con Donald Trump en cuestiones de defensa y gasto militar y que ha buscado situar a España en el centro de la transición energética europea. Por eso, lo que ocurre en Madrid se sigue con tanta atención en Londres.
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Expertos españoles consultados por los medios británicos coinciden en que la resistencia de Sánchez no se explica solo por su habilidad política. Pablo Simón, profesor de la Universidad Carlos III, declaraba a 'The Guardian' que «la legislatura está ya terminada».
Astrid Barrio, como ya recogía 'The Telegraph', subrayaba que la supervivencia de Sánchez se debe a que «es capaz de tragarse cualquier cosa». Y Miriam González, abogada internacional afincada en Londres y esposa del ex viceprimer ministro británico Nick Clegg, lanzaba en 'The Times' una iniciativa denominada «Better Spain», orientada a introducir «códigos de conducta más estrictos, similares a los británicos, que fortalezcan la transparencia y la rendición de cuentas» en la política española.
La acumulación de procesos judiciales añade un elemento de incertidumbre que en el Reino Unido se sigue con lupa y la percepción que trasladan los medios británicos es que la presión no deja de crecer y que la combinación de factores, con un Parlamento dividido, un gobierno en minoría, la imputación de la esposa del presidente y la investigación de su hermano, crea un escenario en el que cualquier otro líder probablemente habría caído. El hecho de que Sánchez continúe en el cargo alimenta la narrativa de que España vive un momento político excepcional.
El interés británico por la política española responde también a un espejo interno. En un Reino Unido que atraviesa su propia discusión sobre confianza en las instituciones, normas éticas y corrupción, el caso español sirve de ejemplo para reflexionar sobre cómo se sostienen o se quiebran los liderazgos.
Que Sánchez se mantenga en la Moncloa en medio de todos estos escándalos se percibe como un fenómeno digno de estudio. Como resumía el editorial de 'The Economist', «para restaurar la fe en la democracia, debería asumir la responsabilidad y marcharse». Pero, al menos por ahora, nada indica que el presidente tenga intención de hacerlo.
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