Este anuncio se da justo después de que su hijo, Don Junior, haya entrevistado a la líder opositora al régimen María Corina Machado en su pódcast. También ha dicho el secretario de Estado, Marco Rubio, en una entrevista en la cadena Fox que Trump «no se dejará chantajear por Maduro».
Esta decisión marca un retorno a la política de mano dura que Trump aplicó durante su primer mandato, cuando impuso severas sanciones al sector petrolero venezolano y calificó a Maduro de dictador.
Durante su presidencia anterior, Venezuela fue sometida a un embargo petrolero que Biden posteriormente flexibilizó. Ahora, con la nueva decisión de Trump, a partir del 1 de marzo la licencia petrolera que permitía a empresas como Chevron operar en Venezuela no será renovada, lo que podría afectar la producción y exportación de crudo venezolano hacia Estados Unidos.
La medida endurece las condiciones para el régimen de Maduro y condiciona futuras negociaciones a compromisos verificables en materia electoral y migratoria. La licencia permitió a Chevron volver a operar en el mercado del crudo venezolano, proporcionando a Maduro una importante fuente de liquidez.
Al regresar al poder, Trump anunció que Estados Unidos dejaría de comprar crudo a Venezuela, sin dar más detalles sobre las implicaciones de esta decisión.
A finales de enero, Trump envió a su asesor Richard Grenell a reunirse con Maduro en Caracas con el objetivo de negociar la excarcelación de ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela. Grenell regresó a Estados Unidos con seis presos liberados.
Maduro y sus jerarcas se comprometieron a aceptar deportados venezolanos, incluidos miembros de la peligrosa banda Tren de Aragua. Hasta enviaron a vuelos de Conviasa, aerolínea estatal, a por detenidos, pero ahora Trump dice en un comunicado que no ha cooperado lo suficiente.
Biden había permitido a petroleras estadounidenses y extranjeras volver a explotar los recursos venezolanos con la expectativa de que Maduro aceptara celebrar elecciones libres, una estrategia que finalmente no logró su objetivo.
En su primer mandato, Trump apoyó un pronunciamiento militar fallido y reconoció a Juan Guaidó como presidente encargado, aunque eso no logró forzar un cambio de régimen en Venezuela.