Los familiares de los chicos desaparecidos en Ecuador durante la identificación de los cuerpos: "No dormimos, no comemos, ya no tenemos vida"

Las Navidades de horror que sufren las familias Arroyo, Arboleda y Medina no ha acabado ni mucho menos. Los seres queridos de Steven (11 años), Josué (14), Ismael (15) y Saúl (15), desaparecidos el 8 de este mes durante un operativo de la Fuerza Aérea Ecuatoriana en las cercanías de sus hogares en Las Malvinas, una zona empobrecida de Guayaquil, viven con angustia el proceso de identificación de los cuerpos.

El hallazgo se realizó horas antes de la Nochebuena en un manglar cercano a la base aérea de Taura, a 39 kilómetros de Guayaquil, a la que pertenecen los 16 militares involucrados en una desaparición forzada que pronto se convertirá en una ejecución extrajudicial.

"No dormimos, no comemos, ya no tenemos vida, al saber que nos levantamos y no los vemos. No sabemos porqué estos elementos actuaron así contra los muchachos, son muchachos inocentes, estudiantes, que les gusta salir juntos a jugar pelota, sin hacerle daño a nadie. No entiendo, no entiendo qué clase de gente es esa", señaló Ronny Medina, el padre del más pequeño de los chicos.

Las familias van y vienen a la morgue local a la espera de noticias. "Los restos hallados están irreconocibles, destruidos e incinerados", ha señalado crudamente Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité de Derechos Humanos de Guayaquil. Los forenses han informado a las familias que el deterioro de los cuatro cuerpos es tal que no sirven ni el reconocimiento físico ni las huellas dactilares, por lo que el siguiente paso es el reconocimiento antropológico, para el que han proporcionado información sobre heridas, prótesis y otras características fisiológicas.

En caso de que tampoco así se lleguen a confirmar las identidades, sería el turno para las pruebas de ADN, que se pueden prolongar durante varias semanas.

En paralelo, desde la Fiscalía avanzan en la investigación de unos hechos de los que ya han obtenido distintas pruebas. Una de ellas es el único vídeo encontrado hasta ahora, y facilitado por la Asamblea Nacional, donde se ve cómo los soldados suben a una camioneta a uno de los niños. Tumbado en el suelo, el chico recibe los primeros golpes del militar. Los fiscales también han decomisado los teléfonos celulares de los 16 militares y las dos camionetas donde trasladaron a los menores.

El ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, un antiguo influencer especialista en temas de seguridad, aseguró que los chicos fueron detenidos porque habían participado en el robo a una mujer, un hecho del que no existe ninguna evidencia más allá de un expediente.

Las distintas declaraciones realizadas por los sospechosos han oscurecido aún más el relato, ya que aseguran que liberaron a los chicos no muy lejos de la base. Desde ese lugar, una persona, convertido en testigo fundamental, prestó su teléfono para que uno de los hermanos Arroyo se comunicara con su padre para que los recogiera, apremiándoles por la presencia de la "mafia" en la zona.

La jueza que ha aceptado el habeas corpus solicitado por las familias destacó que los militares no cumplieron en su operativo los protocolos establecidos, ya que, de existir una denuncia de por medio, deberían haber entregado a los chicos a la Policía.

"Los cuatro menores son estudiantes, no pertenecen a ninguna banda, no tienen tatuajes. Mi hijo mayor es futbolista federado, entonces no entiendo porqué han hecho este daño a estas tres familias", protestó Luis Arroyo, padre de Ismael y Josué. Arroyo ha participado en las distintas marchas convocadas hasta hoy aferrado a las cuatro medallas de campeonatos futbolísticos conquistadas por Ismael.