Santiago, el misógino que agredió y hostigó a 15 chicas pacta 10 años de cárcel: "Se jactaba y se reía de haber matado a una mujer en Plaza Elíptica"

Santiago tiene 23 años y 15 episodios delincuenciales conocidos como agresiones, acoso, amenazas, hostigamiento sexual a menores de edad, órdenes de alejamiento contra su propia madre e, incluso, un intento de homicidio. Una espiral de violencia que se prolongó durante tres años motivada «por su animadversión hacia el género femenino», según el relato de la Fiscalía, aunque finalmente no se le haya aplicado agravante de género por los tres últimos crímenes que cometió -atacar a una pasajera sin previo aviso, intentar matar a una empleada de la limpieza de Metro y agredir a varias mujeres de la Policía durante su detención- y por los que se declaró culpable, llegando a un acuerdo de conformidad por el que se le impuso una pena de nueve años y 10 meses de prisión frente a los más de 13 que solicitaba el fiscal.

Durante el proceso celebrado ayer en la Audiencia Provincial de Madrid, la intervención de Santiago se limitó a reconocer todos los delitos, pero aseguró «no recordar nada» sobre estos episodios. A diferencia del criterio de la fiscalía, su defensa logró que la agravante de género no se aplique contra el reo porque «odia a todo el mundo», y no solo a las mujeres.

La primera de sus víctimas recientes, una joven en la veintena que tras la agresión se marchó a vivir a miles de kilómetros de Madrid, aseguró que se encontraba en un vagón de Metro con el que por aquel entonces era su mejor amigo cuando fue atacada sin previo aviso. «Noté que me lanzaron un abrigo encima y entonces me dio un codazo y con el lado del puño», recuerda. A continuación, Santiago se excusó diciéndole «uy, se me ha caído el abrigo, lo siento mucho» para posteriormente recriminar a su víctima con un «¿Quién coño te crees?». Una escena que la joven recuerda con impotencia: «Nadie en el vagón movió un dedo para ayudarme», recordó asegurando que su agresor «estaba drogado, loco o que algo no funcionaba bien en su cabeza». Una impresión parcialmente confirmada por las pruebas psiquiátricas que se le practicaron, que revelaron que Santiago padece una «psicosis leve».

Poco después, el día de San Valentín, Santiago atacó a una empleada de la limpieza a la que propinó una paliza por la espalda y la dejó «tendida en el suelo» y con secuelas como pérdida de audición y estrés postraumático. Un ataque con el que Santiago pensaba que había asesinado a la trabajadora: «Es por la puta que maté, ¿no?», espetó el joven a los agentes que, días después, le detuvieron en el centro de Madrid. Un arresto durante el que «se jactaba y se reía de haber matado a una mujer en Plaza Elíptica» días atrás.

La detención no puso fin a su violencia: «En el momento del engrilletamiento me dio un cabezazo en el pómulo», declaró un agente durante la vista. «Me retorció el brazo muy fuerte, ocasionándome un esguince», apostilló su compañera del cuerpo al tiempo que recordó que el acusado le berreaba consignas como «que las mujeres deberían tenerle miedo y por eso las pegaba» o que «deberían estar a sus pies».

Tras ser conducido a la comisaría, Santiago volvió a intentar agredir a las mujeres allí presentes aprovechando un momento en el que le retiraron los grilletes «para reseñarle». Entonces, el procesado aprovechó que tenía las manos libres. «Se levantó y se abalanzó hacia mí, profiriendo toda clase de insultos contra las mujeres» mientras decía que «solo servíamos para fregar» y que «a mí una mujer no me toca» mientras era nuevamente reducido. Unos gritos a los que se le añaden otros recogidos en el sumario como «las mujeres me tenéis que tener miedo, putas» o «las mujeres solo servís para tener hijos».

"Hostigar lascivamente" a menores y una órden de alejamiento contra su madre

Antes de los incidentes juzgados ayer, Santiago ya tenía un extenso historial de arrestos por una variedad de episodios, entre los que se encuentra su propia madre como víctima.

En este contexto, el primer suceso de misoginia de Santiago ocurrió en noviembre de 2019, cuando robó un teléfono móvil a una mujer "mientras le gritó que le iba a matar".

Meses después, el 14 de julio de 2020, Santiago fue nuevamente detenido por amenazar a su propia madre en el domicilio familiar tras una discusión entre ambos.

Dos años después, el 4 de octubre de 2022, el acusado fue detenido cerca del instituto Emilio Castelar en el distrito de Carabanchel después de pasar una semana asistiendo a las puertas del centro educativo para "hostigar a las alumnas menores de edad y dirigirse hacia ellas de forma lasciva".

Días después, el 16 de octubre de 2022, también en el distrito de Carabanchel, fue arrestado al ser sorprendido cerca de la vivienda de una mujer que había solicitado una orden de alejamiento contra S.C.O.

Tres semanas después, el 8 de noviembre de 2022, el acusado se dirigió a una desconocida en una cafetería cercana a la estación de Metro de Laguna y le susurró "te voy a matar" mientras sostenía un cuchillo e imitaba un apuñalamiento.

Diez días después, el 18 de noviembre de 2022, sin decir una palabra, le dio un puñetazo en la pantorrilla a una desconocida en una estación del Metro.