Feijóo y sus tres años por la dura tormenta política de Madrid

Nada más aterrizar en Génova, Óscar López -entonces Jefe de Gabinete de Pedro Sánchez- llamó a Marta Varela para citar a Feijóo en Moncloa. La mano derecha del nuevo líder del PP le pidió tiempo, porque antes querían ir a ver al Rey en Zarzuela, y en lugar de eso se encontró con una información en los medios que citaba la negativa del gallego a reunirse con Sánchez. Una filtración a las primeras de cambio.

Aquel episodio fue la primera señal de lo que le esperaba en Madrid. Un ecosistema político lleno de espinas por el que le ha costado aprender a transitar. «Fue un golpe de realidad», explica una de las personas más cercanas al presidente del PP, que en Galicia había gobernado durante trece años manteniendo siempre una buena relación con la oposición. «En la Xunta hacíamos una política normal, pero cuando llega aquí y ve lo que hay, se endurece y es lógico. Ha sido duro para él. Pensaba que venía a la guerra y se encontró en el lejano oeste. Porque en la guerra hay reglas y aquí no», reconoce una antigua colaboradora.

Con todo, en esos primeros meses al frente del PP, y a pesar de los desplantes recibidos desde Moncloa, Feijóo siguió convencido de poder alcanzar cierta sintonía con el Gobierno. «Creía que podía hacer algo por su país aun estando en la oposición», relatan a ABC desde su entorno. El paso del tiempo le dejó claro que no iban a dejarle. Porque ni siquiera tras las elecciones de 2023, que ganó con cierta holgura, Pedro Sánchez aflojó sus ataques contra el gallego. «Ofrecimos una serie de pactos de Estado porque creíamos que podía ser bueno para España, pero aquí eso no es posible. No con este PSOE ni con el sanchismo».

Aquellos meses posteriores a las generales fueron los peores para Feijóo, desconcertado por lo ocurrido y por ver cómo el presidente del Gobierno prefería gobernar con Bildu y los separatistas catalanes antes de pactar con él. «El mayor cambio fue darse cuenta de lo que tenía enfrente. De que Sánchez no tiene remedio. Ya sabe cómo hacerle frente», apunta esta persona cercana al presidente.

Curando las heridas

La primera de las manifestaciones en contra de la amnistía, celebrada a finales de 2023 en Madrid, fue un chute anímico para Feijóo, según explican desde su núcleo duro: «Ver a 100.000 personas pidiéndole que tenía que llegar a La Moncloa fue un cambio muy importante. Le sirvió de acicate». Inició entonces un proceso de reciclaje en el que ha ido aprendiendo a base de golpes. «Hay cosas que nunca ha entendido, como que Sánchez no le llamara jamás para hablar de temas de Estado. Al principio le molestaba, pero en las últimas ocasiones ya sabía lo que iba a ocurrir», señala un dirigente que ha trabajado con él durante la legislatura.

Esas heridas encontraron bálsamo en los triunfos en las elecciones gallegas y en las europeas del año pasado, que significaron un nuevo impulso para mantener la confianza en medio de la tormenta política bajo la que ha vivido siempre en Madrid.

Ganas de revancha

Y ahora, acabado el congreso nacional en el que ha sido reelegido, el cambio es total. «Sale renovado, no solo por la unidad que se ha vivido este fin de semana, sino porque ha podido diseñar un equipo a su imagen y semejanza. Se ha rodeado de sus hombres más fieles y conoce al enemigo. Ahora el peligro es él», señala a ABC un diputado del PP.

En Madrid, Feijóo ha señalado que le hacen falta diez millones de votos para llegar a La Moncloa, dos más de los que logró en 2023, y para lograrlos tiene claro que el partido debe transitar por la centralidad. Alejado de los extremos, que deja para Sánchez y Abascal. «Hay muchas ganas de revancha dentro del PP. La gente está como motos y lo que hemos vivido este fin de semana en Ifema da mucha confianza. Si Sánchez convocara ahora elecciones, nadie se iría de vacaciones», señalan desde su entorno, donde le ven «con más energía que nunca», aunque sabiendo que está ante su última oportunidad.

«No le quedan más balas y él también es consciente de ello», apunta una senadora que conoce bien al gallego, sobre lo que se viene por delante. Meses de incertidumbre a la espera de que Sánchez convoque elecciones o agote la legislatura. «El cambio no llegará solo por mero desgaste, aunque hay que decir que se empeñan bastante en ello. Llegará sobre todo por nuestra capacidad para dar esperanza», señaló ayer el propio Feijóo, consciente de que mientras el presidente se resista a llamar a las urnas, su tarea debe centrarse en devolver la ilusión a los españoles, de la misma manera que él la recuperó tras haber ganado las elecciones de 2023 y quedarse sin poder gobernar.