Las primeras horas de tregua entre Israel y Hamás transcurren sin apenas incidentes en Gaza
Por vez primera en 49 días, Gaza se ha despertado con otro sonido. Desde las 07.00 hora local (06.00, hora peninsular española), con la entrada en vigor de los cuatro días de tregua pactados entre Israel y Hamás, el estruendo de los bombardeos y del avance de las tropas israelíes ha dado paso a la entrada significativa de ayuda humanitaria a una Franja devastada, bloqueada y con mucha de su población desplazada. El alto el fuego está siendo respetado por ambas partes, tras una madrugada de bombardeos intensos y avance de tropas ―como es habitual antes de un cese temporal de las hostilidades― y con lanzamientos de cohetes desde Gaza rozando la hora tope. El ejército israelí ha lanzado octavillas en el sur de Gaza, donde hay más de un millón de desplazados a la fuerza de sus hogares, para advertirles de que no regresen a sus casas en el norte porque “está prohibido y es peligroso” y “la guerra no ha terminado”. Según informa la cadena Al Jazeera y se puede ver en vídeos de redes sociales, el ejército ha abierto fuego contra decenas que lo intentaban. No está claro aún si hay heridos. La tregua ―cuya implementación se retrasó un día, generando angustia entre los familiares y preocupación en las cancillerías― incluye además un canje, previsto para esta tarde, de 50 rehenes israelíes, capturados en el ataque del 7 de octubre, por 150 presos palestinos en cárceles israelíes. Todos son mujeres y menores.
Familias de palestinos desplazados por la guerra (un 80% de los 2,3 millones) han salido a las calles o cargan enseres para regresar a sus hogares o buscar a sus seres queridos bajo los escombros. Vídeos en redes sociales muestran cómo se están encontrando tirados cadáveres antiguos en la carretera que conecta ambas puntas de Gaza y por la que huían de los bombardeos las familias desplazadas.
Israel se ha comprometido a detener estos cuatro días los ataques sobre la franja de Gaza y a suspender en parte las tareas de vigilancia aérea. La milicia de Hamás, a cesar sus ―ya escasos en las últimas semanas― lanzamientos de proyectiles. Ambas lo están cumpliendo, salvo incidentes menores, tras una guerra que ha dejado de momento 14.854 muertos en Gaza (de los que 6.150 son menores y unos 4.000, mujeres), a raíz del ataque masivo y por sorpresa en el que Hamás mató el 7 de octubre a unas 1.200 personas, sobre todo civiles. En la octavilla, las Fuerzas Armadas israelíes advierten a los gazatíes de que no sueñen con un alto el fuego definitivo, porque “la guerra no ha terminado” y la “pausa humanitaria tiene una duración delimitada”.
Las familias de los 13 rehenes israelíes que serán liberados ya lo saben. El resto espera noticias con angustia, más aún cuando los cuatro días de tregua y canje son prorrogables con el mismo ratio: un rehén israelí por tres presos palestinos. Hamás tiene previsto entregarlos a las 16.00 (las 15.00 en la España peninsular) a la Cruz Roja en Rafah, el cruce fronterizo de Gaza con Egipto. “La Cruz Roja cruzará con ellos la frontera y los entregará a representantes del Ejército israelí, que los recibirá y los identificará físicamente y en la lista, para determinar si son las personas correctas”, aseguró en una rueda de prensa el asesor del jefe de la Dirección Nacional de Diplomacia Pública de Israel, Ziv Agmon. Solo cuando Israel los tenga en sus manos y compruebe sus identidades, dará el visto bueno al traslado de los reclusos.
Será entonces excarcelado un primer grupo de 39 reclusos palestinos. El Servicio de Prisiones de Israel ya ha notificado sus nombres a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y esta, a las familias. Hay 24 mujeres y 15 varones adolescentes en la lista. Serán trasladados desde dos prisiones en el norte a la de Ofer, también israelí, pero ya en el territorio ocupado de Cisjordania. Los recibirán sus familiares en Cisjordania y Jerusalén Este, con la prohibición de efectuar festejos públicos.
Los 39 forman parte de una lista más amplia de 300 reclusos potenciales liberables que publicó el miércoles el Ministerio israelí de Justicia y que, en su mayoría, no ha tenido juicio. Israel los define como terroristas, pero la mayoría está condenado por tribunales militares por delitos menores, como lanzar piedras a soldados y colonos; vagos en su definición, como “dañar la seguridad de la zona”; o que vulneran derechos como reunión y asociación. Más de la mitad de las 30 mujeres en la lista están, en cambio, en prisión por delitos como intento de asesinato. La ANP calcula el número de presos palestinos en cárceles israelíes en 8.000, tras la oleada de arrestos en Jerusalén Este y Cisjordania a raíz del ataque del 7 de octubre: unos 2.300.
Mientras, ha comenzado a fluir la ayuda humanitaria de una forma desconocida en más de mes y medio. Se espera la entrada desde Egipto de al menos 200 camiones este viernes. Está muy por debajo de las necesidades de Gaza, según las agencias humanitarias de las Naciones Unidas, y no iguala las mercancías que entraban antes del 7 de octubre (9.500 camiones al mes de media, según la oficina de la ONU para asuntos humanitarios (OCHA). Pero supone un respiro a una Franja sometida a un bloqueo total israelí (salvo la entrada a cuentagotas de ayuda humanitaria) que ha hecho despertar el fantasma de una hambruna o una epidemia como el cólera, ya que la falta de combustible ha dejado inoperativos los sistemas de gestión de aguas residuales.
Al diario Al-Araby Al-Jadeed apuntaba este jueves además a un acuerdo, mediado por Irán, para la liberación sin contrapartidas de 23 rehenes tailandeses. Se trata de jornaleros que suelen trabajar en Israel en la agricultura, cubriendo durante un máximo de cinco años los trabajos peor pagados y menos agradecidos que solían hacer palestinos. La zona en torno a Gaza, donde tuvo lugar el ataque del 7 de octubre, tiene plantaciones, con granjas colectivas y comunidades agrícolas, por eso figuran entre los muertos y los secuestrados.
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