El regreso de palestinos al norte de Gaza pone a prueba la tregua

La mediación intenta solucionar la crisis entre Israel y Hamas surgida tras el segundo canje de la primera fase de la tregua y reflejada en la espera de miles de palestinos para regresar a sus casas en el norte de la Franja de Gaza.

A cambio de la vuelta este sábado de cuatro mujeres soldados poniendo fin a 477 días de cautiverio, Israel liberó 200 presos -entre ellos 121 con cadenas perpetuas por decenas de atentados terroristas especialmente en la Segunda Intifada- pero no inició la retirada de más de la mitad del paso central de Netzarim, tal y como recogía la Hoja de Ruta diseñada por Estados Unidos, Qatar y Egipto. El regreso de un millón de desplazados a sus casas en zonas semidestruidas del norte del enclave palestino en la masiva ofensiva iniciada en respuesta al ataque terrorista del 7 de octubre del 2023 es uno de los principales puntos del acuerdo.

Israel afirma que está comprometida con el acuerdo de alto el fuego para devolver a los 90 rehenes aún en manos de Hamas y otros grupos pero condiciona la apertura de Netzarim y el regreso de los habitantes a que Hamas cumpla el compromiso de liberar a la civil israelí Yehud Arbel (29) que no fue incluida en el canje de este sábado pese a estar establecido en el acuerdo. Israel también denuncia que el grupo islamista no entregó ayer la lista con la información sobre el actual estado de los 26 rehenes que aún debe liberar en los 42 días de la primera fase del alto el fuego iniciado el pasado 19 de enero.

Tras confirmar las negociaciones con los mediadores para resolver la cuestión y permitir el paso de los desplazados gazatíes, el portavoz de Hamas, Hazem Qassem, denuncia que "Israel está retrasando la implementación del acuerdo, a pesar de que hemos proporcionado pruebas de que Arbel Yehud está viva. Impedir el regreso de desplazados al norte de la Franja de Gaza es una clara violación del acuerdo de alto el fuego".

Fuentes de Hamas alegaron "problemas logísticos" para explicar la puesta en libertad de Arbel y aclaran que será incluida en la próxima tanda prevista este sábado en la también está garantizada la vuelta de Agam Berger (20). Esta soldado vio ayer por la mañana cómo sus cuatro amigas y compañeras en la atacada base de Nahal Oz y en el cautiverio en casas privadas y sobre todo túneles en la Franja de Gaza -Liri Albag (19), Karina Ariev (20), Daniella Gilboa (20) y Naama Levy (20)- fueron liberadas.

Arbel fue secuestrada en el kibutz Nir Oz, uno de los más más golpeados en la jornada del 7-O ya que uno de cada 4 de sus habitantes fue asesinado o secuestrado por Hamas. El hermano de Arbel, Dolev, fue asesinado mientras su pareja Ariel Cunio y el hermano de éste, David, siguen en cautiverio. Su liberación no está prevista en la primera fase de la tregua.

Yihad Islámica, el segundo grupo armado más importante del enclave palestino controlado por Hamas, confirmó que la joven israelí está en sus manos pero la consideran "militar".

Según fuentes israelíes consultadas por la CNN, Israel pidió la intervención del enviado especial del presidente estadounidense Donald Trump, Steve Witkoff, para que "presione a Hamas a que cumpla con los términos del acuerdo y libere a Arbel Yehud".

Mientras, una multitud de palestinos se agolpa en la zona a la espera de poder volver a sus casas conscientes que muchas de ellas ya no están de pie. Muchos desplazados llegaron de cara al canje realizado este sábado por la mañana mientras otros han llegado en las últimas horas bajo el impulso y consignas de Hamas.

"Yo quiero volver al norte y besar la tierra de Yabalia. Cogerla con la mano y besarla. Por Alá, dejadnos ir a casa y librarnos ya de esa guerra. No necesitamos la puerta de la casa, nos conformamos con la tierra", dijo el palestino Abdala Atar durante la noche que pasó al aire libre en Al Rashid paralela a la costa. La espera puede convertirse en fricciones y choques con soldados israelíes en una cuestión que puede desafiar la frágil tregua entre Israel y Hamas.

Controvertidas palabras de Trump

Como estaba previsto, las palabras del presidente estadounidense Donald Trump a favor de la salida de habitantes gazatíes hacia Egipto y Jordania ha provocado numerosas reacciones.

Al comentar su conversación telefónica con el rey Abdalá II de Jordania, Trump explicó a los periodistas en el Air Force One: "Le dije que me encantaría que aceptara más, porque estoy viendo toda la Franja de Gaza en este momento y es un lío, es un verdadero lío".

"Estamos hablando de un millón y medio de personas, y así simplemente limpiamos todo eso. Se trata en este momento literalmente de una zona de demolición y gente está muriendo, así que prefiero involucrar algunos países árabes para construir viviendas en otras ubicaciones donde puedan quizá vivir en paz para variar", añadió Trump sobre una medida que "puede ser temporal o a largo plazo".

Si el monarca hachemita fue quizá sorprendido por sus palabras en la conversación, el presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi, ya está avisado antes de la llamada de este domingo. Por varios motivos (internos, regionales y relacionados con la causa palestina), Egipto y Jordania se han negado a la llegada de gazatíes y las llamadas de aliento para la marcha de sus tierras en las que hoy viven 2,2 millones de personas.

Hamas rechazó la propuesta afirmando que no se hará realidad y que ningún palestino la aceptará. "Las declaraciones de Trump son peligrosas y concuerdan con la posiciones de la extrema derecha israelí" reaccionó su portavoz Qassem, afirmando que comentaristas israelíes ya han dicho que no se puede realizar en la práctica.

El dirigente ultranacionalista y ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, aplaudió las palabras de Trump que suponen, al menos en la retórica, un espaldarazo a sus planes respecto a los habitantes de Gaza. "La idea de ayudarlos a buscar otros lugares para empezar una buena y mejor vida es una gran idea. Tras años de santificar el terrorismo, podrán establecer una vida nueva y buena", dijo aludiendo las "condiciones difíciles en las que viven desde hace 76 años para mantener la aspiración de la destrucción del Estado de Israel".

El objetivo de Smotrich, cuyo plan es compartido por el ex ministro, el ultraderechista Itamar Ben Gvir que defiende lo que llama "inmigración voluntaria", es convencer al primer ministro Benjamin Netanyahu, para convertir la idea en "plan operativo".