Una psiquiatra recuerda a los padres las dos formas de proteger la salud mental de un hijo>

De hecho fue una cosa, prosigue, «muy habitual –y grave– en el confinamiento, que ha hecho que en etapas posteriores nos hayan llegado muchas derivaciones de niños pequeños con sintomatología de desconexión con el medio para consulta específica de autismo, cuando en realidad lo que sucedía es que no habían establecido vínculo con sus padres», recuerda.

En los adolescentes, continúa esta psiquiatra, «hemos visto que no tener contacto con el grupo hizo que expresaran su malestar a través de las redes sociales. Debemos saber que si un menor no tiene un adulto que le contenga y siente esa soledad, ese vacío, buscará los entornos para expresarse y sentirse escuchado. En estas situaciones recomendaría a los padres que intenten parar e intentar ver y escuchar a sus hijos sin juzgar, sin opinar si está justificado o no su malestar... Propongo que no den su opinión en ese momento y que, incluso, les den las gracias por compartir su malestar con ellos y desde ahí, buscar ayuda profesional».

La realidad, reconoce la doctora Palanca, «es que en este momento estamos observando un incremento importante en el número de trastornos mentales en adolescentes. Los factores familiares, pero también sociales, están teniendo un impacto directo como factores de riesgo. La sociedad actual se caracteriza por la inmediatez, la intolerancia, la frustración, el malestar, la polarización... Al final los menores terminan por reproducir lo que ven».

Se refiere Palanca a las noticias de violencia con menores involucrados. «Pueden parecer incomprensibles, pero tienen mucho que ver con esta normalización de las conductas violentas y de no ver al otro como una persona que siente y padece, sino como una cosa al servicio de uno que hace que exista cosificación de la víctima. Recordemos que la empatía se genera desde las primerísimas etapas de la vida, por eso es tan importante la crianza».