En Castilla y León, existen 16 CFIE (trece repartidos en las provincias y tres más especializados en TIC, Idiomas y Metodologías, con un estatus distinto por ser de carácter autonómico) que ofrecen apoyo a alrededor de 30.000 docentes.«En cinco años, el perfil del alumnado ha cambiado muchísimo y eso exige reciclaje», afirma la directora del CFIE de Valladolid y profesora de Informática Begoña Hernández Brota.
«Necesitas preguntarte cuál es su foco de interés para conectar con ellos, porque quizás esa canción que usabas tiene 20 años y no la conocen, o en vez de hablarles de manzanas tienes que referirte a 'followers'», ejemplifica.
Además, no se trata sólo de llegar a los niños y adolescentes que se sientan en los pupitres, sino también de crear una suerte de reatroalimentación, una «red» de conocimientos y contactos útiles para profesores. De hecho, en Valladolid, este febrero ponen el foco en el intercambio de experiencias. Algunos docentes acuden para aprender y acaban transformándose en ponentes. Es el caso de Cristina de Vega Benavides, profesora de Inglés y asignaturas bilingües en el CEIP Clemente Fernández de la Devesa, en Medina del Campo.
En el CFIE, lo mismo se apunta a un cursillo sobre arte que imparte otros sobre inteligencia artificial o trabajo cooperativo. Esos dos roles de asistente y conferenciante «unidos», asegura, «dan un resultado muy positivo en clase», pero, además, «esa parte de conexión en la que compartes y comparas pone la guinda en el pastel de un curso». «Se sigue aprendiendo siempre, y la conversación que se genera es muy potente», destaca ella, que afirma que «no hace falta irse a Finlandia para ver a grandes profesionales». El centro de Valladolid tiene como público presencial objetivo a unos 8.300 docentes repartidos por la provincia, siendo el de de mayor tamaño. Sin embargo, cada CFIE ajusta su oferta de cursos a las necesidades que detecta en el territorio atendido, se hable de Infantil, FP o Enseñanzas Artísticas, entre otros, ya que abarcan todo el espectro educativo. Preparan algunas opciones a distancia, pero como los tres centros autonómicos imparten sus cursos 'online', la apuesta es mayormente en persona.
Además, los CFIE explotan una vertiente de acompañamiento personalizado. «Vamos 'in situ' a los centros y les preguntamos qué han hecho hasta ahora y qué necesitan en base al profesorado de ese año y lo que quieren hacer», concreta Begoña Hernández.Esta «formación a medida» se encuentra en todos los CFIE. El de Miranda de Ebro, que atiende al nordeste de Burgos, es uno de los que -con Ponferrada, Benavente y Ciudad Rodrigo- se enclava fuera de una capital de provincia. «Trabajamos de forma muy interdisciplinar, es una cuestión de escala», puntualiza Marco Remón Rodríguez, al frente del centro mirandés. A efectos estructurales, donde Valladolid cuenta con 17 asesores, ellos tienen a tres.
No obstante, el valor de tener un «recurso cercano» y del apoyo de «una red muy coordinada» en toda la Comunidad igualan las cosas de una provincia a otra. «Estamos en contacto permanente», realza Remón, que cree que es otro de los ingredientes del éxito de su implantación. «Es llamativo el nivel de implicación de los profesores en actividades que son fuera de su horario laboral», destaca Remón, que resalta que en último año han contabilizado 2.000 participaciones cuando en su centro se dirigen a no más de entre 900 y mil docentes. Begoña Hernández y Cristina de Vega refieren un nivel de compromiso similar en la provincia vallisoletana, que va muy asociado a una «personalidad» curiosa y activa, pero para la que existen profesionales de todas las edades y en los que «cuentas con la baza de que son adultos» pero hay toda una gama de perfiles, «como en los niños», bromean.
«Este año he sido tutora de un curso de gamificación en el aula y había 350 profesores apuntados, porque al final es algo que nos ayuda a innovar, a mover y cambiar el pensamiento de los chavales, romper su rutina y sus esquemas y ayudarles a aprender de otra manera», argumenta la profesora de Inglés.
En ese camino para reformular las estrategias educativas la tecnología es importante, sí, apunta la profesora, pero también destacan las metodologías. Ella trabaja y comparte la conocida como AICLE (Aprendizaje integrado de contenidos y lenguas extranjeras), pero asegura que lo que aprende en el CFIE no deja de sugerirle nuevos recursos y sinergias.
Para muestra, una actividad que aplica desde hace tiempo con sus niños de Medina: videoconferencias con científicos y expertos internacionales. «Hay gente que me dice '¿Para qué quieres un oncólogo que hable para niños de sexto de Primaria?'», plantea De Vega. «¿Por qué no lo voy a querer? Terminó la clase y había sido una experiencia brutal. Primero, habían recibido una hora de inglés de una persona nativa, pero, además, expuso muy claramente la diferencia entre células cancerígenas y sanas y mis alumnos habían preparado sus preguntas», cuenta.
Esa investigación previa, interacción y la posterior reflexión se han vuelto una combinación muy estimulante para los niños. «Te das cuenta de que no sólo han aprendido, sino que han visto que hay mundo más allá», reflexiona. «Igual ninguno se dedica a ello, pero ya tienen la ventana abierta».«Todos los temas que tienen que ver con salud mental o digitalización se demandan mucho», apunta el director del CFIE de Miranda, que también señala que «ha entrado con fuerza la IA» y son comunes cuestiones en torno a la dimensión comunicativa, la internacionalización o la actualización científica. Colegios o institutos elaboran una relación de peticiones y proyectos para el curso que viene cada junio, que se revisa en septiembre por si hicieran falta adaptaciones, dentro de ese ya mencionado acompañamiento personalizado.
«La red de los CFIE es una apuesta muy potente de la Consejería de Educación», valora Remón. «Siempre se puede hacer más o mejor, pero creo que los recursos están bien dotados», opina. Su homóloga en Valladolid coincide en un balance positivo en el que destaca la buena relación y coordinación de todo el equipo.
Al principio del curso escolar, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, sacaba pecho al decir, precisamente, que la inversión media en formación de profesores era de mil euros, el doble que el promedio nacional. Según los datos de la administración regional, se imparten 76 horas de media.