Yoel Quispe, el otro crimen de un joven coruñés: tres imputados, una navaja, un vídeo y varios testigos
Cuando una patrulla de la Policía llegó al lugar se encontró con el joven tendido en la calzada, sin constantes vitales y con un charco de sangre alrededor. Había varios testigos que –unos de forma más nítida que otros– fueron aportando detalles de lo visto y oído: una trifulca entre jóvenes, y uno de ellos, en un momento dado, gritando entre otras cosas: «Te vas a enterar, dame la navaja». Consta en un atestado que forma parte del sumario, al que ha tenido acceso ABC.
«Te vas a enterar, dame la navaja»
Cuatro días después, volvió a sonar el teléfono de la comisaría. Una patrulla avisaba de que se habían topado con unos chavales que podían aportar datos del homicidio. Lo que explicaban a los agentes era que en un vídeo de la riña que precedió al apuñalamiento, y que les había llegado por redes, habían reconocido a uno de los jóvenes que estaban en el tumulto. Relataron a los agentes que, al identificarlo, se citaron con él. Su nombre es José Luis, y éste les aseguró que había visto la pelea «de manera directa» y conocía al autor de la puñalada.
Cuando los jóvenes explicaban todo esto a los agentes, José Luis, el chaval que decía conocer al supuesto homicida, estaba allí, a escasos metros. Los policías se dirigieron a él y éste corroboró lo que aquellos jóvenes habían dicho a los policías. José Luis les aseguró que quería «colaborar en todo para el esclarecimiento de los hechos» y le acompañaron a la comisaría para que les contara los detalles. Se reconoció en el vídeo y admitió haber peleado con la víctima, pero aseguraba que era otro el autor del navajazo. Incluso les dio su nombre y apellido.
Pero los investigadores disponían de más datos con los que contrastar la versión de José Luis. Entre las declaraciones de testigos y el vídeo –que recoge parte de la trifulca, pero no el apuñalamiento final–, la Policía reunía ya «indicios bastantes» de que, en realidad, y según costa en el atestado, «el autor material de la puñalada» no era otro que el propio José Luis. Por eso lo detuvieron. Y al consultar su base de datos, la Policía averiguó que en el expedientes del joven, de 21 años, aparecían un par de detenciones previas por robos. José Luis no contó mucho más. Pero a preguntas de la Policía, sí desveló el nombre del amigo que le había acompañado aquella noche: un joven de 18 años llamado Yared, al que también detuvieron esa tarde.
La Policía siguió analizando las imágenes. Esencialmente, cámaras de tráfico –de momentos previos y posteriores– y el mencionado vídeo de apenas diez segundos que precede al apuñalamiento y que grabó una testigo. Ese visionado desembocó en la identificación de un tercer joven que acompañaba en el momento de los hechos a los detenidos: un tal Aarón, de 22 años. A él lo arrestaron al día siguiente.
El análisis de las cámaras afinó también las conclusiones de la Policía. Confirmaron que aquella noche allí había tres grupos diferenciados. El trío detenido, ocho amigos que no conocía de nada a los anteriores, y la víctima, Yoel Quispe, que estaba solo. Los vídeos de los momentos previos atestiguaban que le costaba mantenerse en pie por los efectos del alcohol. En síntesis, la radiografía que los policías hacen en base a vídeos y testificales es esta: que Yoel agredió a uno de los jóvenes del grupo de ocho, que éste se defendió, que aparecieron en escena los que luego fueron detenidos, y que éstos «intentaron mediar en la pelea». Quispe, que parecía no entender que había dos grupos diferenciados, empezó a pelearse con José Luis. Muy cerca están Yared y Aarón.
«A mí me da igual que me lleven preso, que me dé mi amigo la navaja»
Fue entonces cuando en cuestión de segundos se precipitaron los acontecimientos. José Luis, según concluye la Policía, le pidió la navaja a Yared. Dos testigos identifican a José Luis: uno dice que es él claramente, y el otro reconoce la ropa del supuesto autor de la puñalada. Un joven le escuchó gritar: «A mí me da igual que me lleven preso, que me dé mi amigo la navaja». Otro oyó un comentario parecido: «Ahora te vas a enterar, coge la navaja». Dos testigos más que pasaban por allí, y que no conocían de nada a ninguno de los implicados, intentaron mediar, sin éxito, y acabaron llamando a una ambulancia. Ellos vieron la trifulca, pero no el navajazo.
Los tres investigados escaparon por separado y luego se reunieron en un bar. José Luis también envió un mensaje a Aarón pidiéndole que secundara una coartada que se demostró falsa: que habían llegado a las tres de la mañana a sus respectivas casas. En síntesis, la Policía concluye que José Luis apuñaló a la víctima, que Yared le facilitó la navaja y que Aarón le encubrió. Todos los jóvenes, tanto los del primer grupo como los del segundo, son coruñeses. Aunque al inicio algunos atribuyeran el crimen erróneamente a una banda latina.
En prisión preventiva
José Luis espera por el juicio, todavía sin fecha, en prisión preventiva. El supuesto autor material del crimen declaró, en un principio, que Aarón le había arrebatado la navaja, pero en una comparecencia de ratificación de prisión confesó ante la jueza ser el autor del apuñalamiento. Los otros dos están en libertad provisional. Aarón explicó a la jueza que de aquella noche sólo recuerda «cosas sueltas», pero tiene claro que «Luis estaba dando puñetazos y le pidió la navaja a Yared». Yared, por su parte, matiza que no le dio la navaja «sin más», sino que Luis insistió: «Dámela, dámela ya». Luego, «Luis tiró la navaja dentro del contenedor de basura» y «Aarón estaba al lado». Justificó no haber ido a comisaría porque «si decía algo Luis iba a ir a por él». Consta en sus declaraciones, a las que ha tenido acceso este diario.
Salvando las distancias, que son muchas, la muerte de Yoel Quispe tiene algunas similitudes con la de Samuel Luiz, ocurrida dos años y medio antes: otro crimen grupal de un joven en una noche de fiesta en La Coruña. La jueza ha alargado seis meses más la investigación para cerrar los últimos flecos antes de enviar el caso a juicio. Y la familia de la víctima pide, por ahora sin éxito, imputar por el homicidio a dos jóvenes del mencionado grupo de ocho que participaron en la pelea.