Tras cuatro meses en el mercado, Apple Vision Pro necesita más atención

Hace un año tuve la oportunidad de probar las Apple Vision Pro, el primer visor de realidad aumentada de Apple. La experiencia, explicaba entonces, era "sorprendente, transformadora y emocional". Ningún otro visor de realidad aumentada o virtual ofrecía un nivel similar de fidelidad y resolución. Ninguna otra experiencia dejaba tan buenas sensaciones.

Compré las Apple Visión Pro el día que salieron a la venta en EE.UU., hace cuatro meses y durante todo este tiempo lo he utilizado prácticamente cada semana. Con su calidad de imagen es una forma increíble de ver una película o el capítulo de una serie. Una vez te acostumbras al peso, es también un gran dispositivo para trabajar con una pantalla virtual de gran tamaño.

No es perfecto. Aparte de su elevado precio, hay todavía algunos detalles que hacen de Apple Visión Pro un producto claramente de primera generación. La batería externa es siempre un engorro, el sistema para compartir el dispositivos con otras personas es complejo y limitado y hay pequeños inconvenientes técnicos que son comunes también en otros cascos de realidad virtual (los reflejos internos cuando los contrastes en la imagen son altos, por ejemplo, pueden arruinar la sensación de estar sentado en un cine con una pantalla gigante).

Es una experiencia algo solitaria, también, aunque tras una actualización en el mes de marzo ahora es posible compartir experiencias virtuales con otros usuarios. La función está bien integrada y consigue transmitir la sensación de presencia tan bien, que me sorprende que Apple no la tuviera lista desde el primer día.

Apple llama a Vision Pro un "ordenador espacial", y la idea es que permite trabajar en un entorno tridimensional con ventanas y objetos virtuales que pueden redimensionarse a placer. Es un ordenador (o mejor dicho, un iPad, ya que el sistema operativo se asemeja más al de la tabletas) libre de las fronteras que impone una pantalla bidimensional.

Pero trabajar con Apple Vision Pro requiere de una inversión considerable de tiempo en aprender algunas de las peculiaridades de la interfaz y paciencia para aceptar los límites que tiene el control ocular.

Tal vez lo que más pesa sobre el dispositivo es que la promesa inicial amenaza con desgastarse por la propia indiferencia de Apple.

Aunque hay algunas aplicaciones interesantes, ninguna, de momento, parece haber dado con la clave para justificar su uso con mayor frecuencia, al menos en mi caso. Entre los desarrolladores no veo el mismo entusiasmo que hubo, por ejemplo, cuando Apple comenzó a permitir aplicaciones de terceros en los iPhone.

La propia Apple tampoco parece tener prisa en ampliar el contenido que mejor partido le saca al dispositivo. La compañía ha creado algunos vídeos y experiencias para ver en 180 grados, pero el catálogo inicial era escaso y el número de vídeos que se ha añadido desde entonces se cuenta con los dedos de la mano. Literalmente. Son menos de cinco.

Esta semana arranca la WWDC, la conferencia de desarrolladores que la compañía celebra en California. Buena parte del foco estará en nuevas herramientas de inteligencia artificial que llegarán a los iPhone, iPad y Macs a finales de este año y principio del que viene.

El rumor que circula desde hace semanas es que esta conferencia será también el momento elegido para expandir Apple Vision Pro a otros países y mostrar la evolución de un sistema operativo, VisionOS, que todavía está verde en muchos aspectos. De entrada, cómo sólo está disponible en EE.UU., no hay soporte para otros idiomas o regiones.

La expansión será lenta. Apple no puede fabricar un gran número de unidades. Las pantallas que utiliza Vision Pro, de Sony, son muy complejas de producir y la mayoría de analistas apuntan a que Apple sólo podrá vender entre 500.000 y un millón de unidades en el primer año.

Es probable que en una primera expansión, Vision Pro sólo se pueda comprar en algunos países europeos y su alto precio seguirá condenándolo a ser un producto con un mercado muy, muy restringido. Muchos lo han comprado con un kit de desarrollo y en cierta forma es correcto. De todos los productos que Apple ha puesto a la venta, es tal vez el que se siente menos pulido y menos accesible.

Hay mucho potencial, pero por ahora está desaprovechado y la compañía se encuentra atrapada en un círculo vicioso. Sin muchas unidades vendidas no hay interés por los desarrolladores en crear experiencias, juegos y aplicaciones que atraigan a nuevos compradores. Veremos si esta semana Apple explica cómo tiene pensado escapar de él.