¿Debo tener a mi hijo al sol sin crema solar un rato para que absorba vitamina D?
Desde el ámbito dermatológico y pediátrico, se insiste cada vez más en la importancia de adoptar rutinas de fotoprotección desde los primeros años de vida. Pero también siguen existiendo dudas entre muchas familias, sobre todo en lo relativo a la exposición solar, la vitamina D o el tipo de cremas que deben utilizarse.
Pilar García, PharmD, PhD Pharmacovigilance Manager Exeltis Consumer Healthcare, explica a ABC, que respetar los horarios de exposición al sol en verano es fundamental, especialmente en bebés y niños pequeños. Advierte que los menores de seis meses no deben exponerse al sol directo en ningún caso. A partir de esa edad, solo se recomienda la exposición en las horas de menor radiación: antes de las 11:00 y después de las 17:00. «Fuera de ese intervalo, la radiación ultravioleta es mucho más intensa y aumenta considerablemente el riesgo de quemaduras. Además, la piel infantil es más sensible y tiene menos capacidad de defensa, por lo que protegerla con sombra, ropa adecuada y fotoprotección es esencial, incluso en paseos cortos».
Sergio San Segundo, marketing manager Frezyderm España Exeltis Consumer Healthcare, añade que en los últimos años se ha extendido la creencia de que los niños deben exponerse al sol sin protección solar para sintetizar vitamina D. «Sin embargo, la evidencia científica desmiente esta idea: la piel es capaz de producir vitamina D incluso cuando se utiliza fotoprotector, siempre que se respete un tiempo de exposición moderado», puntualiza.
Según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), basta con unos minutos al día de exposición solar indirecta en zonas como brazos o piernas para cubrir los requerimientos de vitamina D, incluso con protección solar aplicada. «Por tanto, no es necesario ni recomendable exponer la piel infantil sin protección, especialmente en las horas centrales del día, cuando el riesgo de daño solar es mayor».
Ambos especialistas insisten en que el uso adecuado del fotoprotector es clave para garantizar la eficacia frente a la radiación solar. Para proteger bien la piel infantil, el protector solar debe aplicarse al menos 15-30 minutos antes de salir, en cantidad suficiente, y reaplicarse cada dos horas o tras el baño. No hay que olvidar zonas sensibles como orejas, cuello, empeines, parte trasera de las rodillas y contorno de ojos.
Recomiendan el uso de fotoprotectores pediátricos con SPF 50+, sin perfume, resistentes al agua y dermatológicamente testados. Para zonas delicadas, como el contorno de ojos, el uso de sticks solares facilita una aplicación precisa y segura.
Después de la exposición al sol, Pilar García apunta que la piel de los niños necesita tranquilidad e hidratación. «Es recomendable limpiar la piel con geles suaves, sin jabón ni perfumes que puedan irritar. A continuación, se debe aplicar una crema hidratante específica para su tipo de piel. En caso de piel atópica, o con tendencia a la irritación, es aconsejable usar productos calmantes o reparadores que ayuden a fortalecer la barrera cutánea y evitar molestias».
Para garantizar una protección duradera es fundamental aplicar el fotoprotector de forma correcta y constante del siguiente modo:
• Utilizar fórmulas específicas para niños, con SPF muy alto (50+), resistentes al agua y testadas dermatológicamente.
• Aplicar una cantidad generosa de producto al menos 15-30 minutos antes de la exposición al sol, para que la piel pueda absorberlo adecuadamente.
• No olvidar zonas difíciles o pequeñas como orejas, cuello, empeines, parte trasera de las rodillas y contorno de ojos.
• Reaplicar el protector cada dos horas, o inmediatamente después de bañarse, sudar o secarse con la toalla.
• Utilizar ropa adecuada, gorros y gafas de sol con filtro UV para aumentar la protección.
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«La prevención comienza en casa, y fomentar desde pequeños hábitos saludables de protección solar en niños y familias es fundamental para evitar daños inmediatos y cuidar la salud de su piel a largo plazo», incide Sergio San Segundo.