Juego de poder, despachos y sillas en Las Rozas: así es el Falcon Crest del arbitraje español
El relato de Medina chocó con el de algunos colegiados que, cansados de ser los patitos feos de la película, también levantaron el teléfono a otros periodistas y medios afines para dar una versión distinta de las medidas que había tomado Medina Cantalejo. Un ejemplo, otro más, del estado de guerra civil en el que vive el arbitraje español, cuyo descrédito desde el estallido del caso Negreira no parece tener fin.
Hay ya muy pocos árbitros que confíen en Medina Cantalejo. Volantazos, modos y comportamientos que han hastiado a un colectivo que se siente desprotegido y de ahí que cada uno esté haciendo la guerra por su cuenta. Lo importante no es salvar a los árbitros ni regenerar el sistema, lo importante es que cada uno salve su asiento. Por eso no hay respuesta oficial del CTA al Madrid y por eso va a haber consecuencias en los próximos meses.
Louzán entiende que el CTA debe sufrir un lavado y centrifugado completo, pero las ideas que maneja el presidente de la Federación chocan con las de LaLiga y las de la UEFA. Sí la UEFA, donde ejerce con mando y poder Velasco Carballo desde su salida como presidente del CTA en noviembre de 2021. Un poder que no solo tiene en las competiciones internacionales, sino también en España: «Él y Rubinos Pérez son los que lo manejan todo», aseguran desde dentro del colectivo arbitral.
Rubinos Pérez es la mano derecha de Medina Cantalejo y el candidato que quiere Velasco Carballo, además de que de número 2 vaya Fernández Borbalán, para cuando Louzán se cargue al actual presidente de CTA. Porque su idea es echarle. No ahora, pero sí en verano, cuando acabe la temporada. De momento, lo que ha hecho Louzán es ganar tiempo cuando la pasada semana confesó en una entrevista que Florentino le había pedido en enero de 2024 que debía de haber cambios de arriba abajo en el estamento arbitral.
No fue una declaración baladí. Al desvelar esa conversación privada, algo que no gustó en la planta noble blanca, Louzán quería demostrar a los que dudan de su imparcialidad con el Real Madrid que no es un títere y que él hará los cambios cuando considere oportuno. Y eso es lo que pretende hacer en verano, no en mitad de la temporada.
El problema es que su propuesta de regeneración nada tiene que ver con la de Velasco Carballo. Louzán quiere la cabeza de Medina Cantalejo y también la de Rubinos Pérez, entre otras muchas cosas porque ambos votaron e hicieron fuerza para que los miembros del colectivo arbitral con voto en las elecciones apostaran por Gomar antes que por él. La idea de Louzán es darle el CTA a Bernardino González Vázquez, el actual presidente del comité gallego de árbitros.
Rodearse de gente de su máxima confianza no es un movimiento novedoso de Louzán. Ya lo está haciendo. La semana pasada se cargó a Pedro Galán, el histórico presidente del comité de árbitros del fútbol sala, designado hace 20 años por Villar, y en su lugar nombró a Álvaro Cid Grabado, excolegiado orensano y hombre de confianza de Louzán en el comité gallego. Allí ejercía desde 2019 de presidente de la Comisión Técnica de Árbitros de Fútbol Sala
La fórmula la quiere repetir ahora en el fútbol profesional, pero además de la oposición de Velasco Carballo como hombre fuerte de la UEFA, también se encontrará con las exigencias de Javier Tebas. El presidente de LaLiga, y ahora también vicepresidente de la Federación, solo piensa aceptar la candidatura de González Vázquez si a derecha e izquierda se sientan Daudén Ibañez, actual responsable arbitral en LaLiga, y Pérez Lasa, que en estos momentos combina su trabajo en Setalde, una empresa de distribución de material eléctrico, con sus funciones de delegado de partidos de Primera y Segunda, y también de la Liga femenina. Ambos son coetáneos de los años oscuros del 'Negreirato', pero eso no es óbice para que sean los árbitros de máxima confianza de Tebas. Por eso los quiere dentro del CTA
Y de todas estas propuestas, ¿cuál seduce al Madrid? Ninguna. El club blanco entiende que todo lo que tenga relación directa, o indirecta, con tiempos pasados es más de lo mismo, y no piensa retroceder ni un paso. El Madrid considera que los cambios en el sistema arbitral son para lograr que se limpie lo que el el club blanco denuncia que lleva más de dos décadas sucio, no para que haya una batalla de poder, sillas y despachos, y el arbitraje español se convierta en un Falcon Crest.