EEUU reafirma su oposición a la ofensiva israelí sobre Rafah
Para el Gobierno de Joe Biden, la toma por Israel del paso fronterizo de Rafah es un nuevo fracaso público de la estrategia de diplomacia discreta que está llevando a cabo para tratar de influir a Israel sin causar más tensiones públicas.
El portavoz del Departamento de Estado, Martin Miller, había insistido el lunes, justo al inicio de la ofensiva, que "no apoyamos el lanzamiento de una operación militar a gran escala en Rafah". Con la ofensiva en marcha, el Departamento de Estado emitió este martes a la agencia de noticias Reuters un comunicado discreto que deja de manifiesto su malestar: "Seguimos pensando que un acuerdo sobre los rehenes [en manos de Hamas desde los atentados del 7 de octubre] es lo mejor para israelíes y palestinos. Llevaría a un alto al fuego inmediato y permitiría aumentar la ayuda humanitaria a Gaza". El Gobierno de Joe Biden no parece, así pues, haber comprado la idea de Israel de que la ofensiva es "limitada" y, por tanto, sigue los consejos de Washington de lanzar ataques localizados y quirúrgicos sobre las áreas de Gaza en las que se concentra Hamas.
Las palabras de Miller -incluido su "por supuesto" a la pregunta de si Washington respaldaba la continuación de las negociaciones- ya habían subrayado la impotencia de EEUU a la hora de influir en su aliado Israel. Y su argumentario había dejado claro que Washington no considera que la seguridad del estado judío esté amenazada por los terroristas de Hamas en esa ciudad cuando dijo que "creemos que una operación militar en Rafah incrementaría de manera dramática el sufrimiento de los palestinos, provocaría un aumento de las víctimas civiles, interrumpiría completamente la distribución de ayuda humanitaria que, en su mayor parte pasa por el área de Rafah".
Para el equipo de Biden el fracaso es múltiple porque además había enviado como mediador al hombre al que el presidente confía las misiones diplomáticas más delicadas: el director de la CIA, William Burns, que podría ser secretario de Estado en el -improbable, según las encuestas- caso de que Joe Biden logre la reelección en noviembre.