Moncloa anuncia 2.000 millones para Defensa en ausencia de la ministra Robles

Ni rastro de la ministra de Defensa, Margarita Robles, a pesar de que el Ejecutivo había dado el visto bueno en la reunión a una transferencia a su departamento de más de 2.000 millones de euros, en pleno debate sobre la necesidad de aumentar la inversión militar y el plan de rearme impulsado por la Comisión Europea.

A esa misma hora Robles se encontraba en Colmenar Viejo, en la base Coronel Maté del Ejército de Tierra, a poco más de 30 kilómetros del Palacio de la Moncloa. La titular de Defensa participó por la mañana en la reunión del Consejo de Ministros y después, mientras sus compañeros de Gobierno comparecían ante la prensa, se fue a la sede de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet) para presidir un acto de recepción del último de los helicópteros Chinook modernizados por la compañía estadounidense Boeing para las Fuerzas Armadas. Ni una palabra allí sobre esos fondos extra, pese a la expectación de los medios de comunicación.

Este episodio está en línea con la política mantenida por el Palacio de la Moncloa desde el inicio del debate sobre el aumento del gasto en defensa, que el presidente, Pedro Sánchez, se ha comprometido a acelerar para alcanzar el ansiado 2% del Producto Interior Bruto (PIB) antes del año 2029. Durante las últimas semanas ha sido el propio Sánchez el que ha asumido el mayor peso del discurso o, en su defecto, ministros como el de Exteriores, José Manuel Albares, el encargado de comparecer la jornada que el jefe del Ejecutivo recibió a los portavoces y líderes de los grupos parlamentarios. Robles únicamente ha hablado del asunto ante preguntas de diputados o senadores en las Cortes o de forma breve preguntada por los medios de comunicación, pero no ha llevado el peso del asunto.

Esto responde a la decisión del Gobierno de envolver el debate en un marco de «seguridad global» y no limitarlo a un rearme militar, con el objetivo de incluir como gasto en defensa nuevas partidas como la lucha contra el terrorismo o la protección de las fronteras; aunque el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, dijera la pasada semana que la Alianza tiene muy claro qué conceptos considera inversión militar y no prevé cambiar sus parámetros.

El Gobierno justifica que los 2.084 millones de euros transferidos este martes al Ministerio de Defensa no son nuevas partidas, sino que se trata de gastos ya comprometidos que necesitan de liquidez. Los grandes programas de armamento se diseñan con pagos anuales que deben ser satisfechos periódicamente y que necesitan de esta transferencia al estar los presupuestos prorrogados, explican fuentes militares.

El Gobierno niega tajantemente que esos dos mil millones de euros vayan a computar para el aumento del gasto en defensa hasta el 2 por ciento del PIB comprometido por España con los socios de la OTAN para 2029. Fuentes del Ejecutivo explican que es una decisión de gasto tomada ya el año pasado, y por lo tanto anterior y ajena al plan de «seguridad» planteado por Pedro Sánchez. Según señalan esas mismas fuentes de Moncloa, se trata de una simple modificación de crédito que tiene que pasar por la mesa del Consejo de Ministros por el mero hecho de que no hay Presupuestos aprobados, sino que las Cuentas Públicas están prorrogadas desde el año de 2023, cuando se celebraron las últimas elecciones generales.

La partida también ha motivado las alegaciones de la parte de Sumar en el Gobierno, que ha llevado por escrito sus objeciones a la mesa del Consejo de Ministros, aunque ha asumido ese compromiso previo sin más protestas. En la rueda de prensa, la ministra Mónica García ha insistido en que se trata de «compromisos de defensa antiguos» y apoyado la necesidad de España y de Europa de contar con «autonomía estratégica», que ha ampliado más allá del gasto militar. La titular de Sanidad reconoció que dentro de la coalición hay «discrepancias sanas», pero evitó críticas mayores en público. Fuentes de Sumar rechazan además las críticas de Podemos y reprochan a los morados que mientras ellos estaban en el Ejecutivo, con Pablo Iglesias como vicepresidente, nunca pusieron objeciones a los aumentos de gasto militar.

La portavoz del Gobierno, por su parte, ha alegado que los créditos tendrán como destino, fundamentalmente, «programas y contratos que ya estaban en marcha». Y ha recordado que el año pasado se tuvo que recurrir al mismo mecanismo.