La Federación de Gibraltar protesta a la UEFA por los cánticos en la fiesta de la selección

Los de Luis de la Fuente llegaron a la capital española para realizar las visitas institucionales y presentar el trofeo a la afición española en la fuente de la diosa Cibeles. Fue allí donde algunos jugadores, entre ellos Morata y Rodri, se arrancaron a cantar «Gibraltar es español» a modo jocoso, pues derrotaron a los británicos, país que gobierna el Peñón.

Esta celebración (y cánticos) han llegado a Gibraltar, y la federación de fútbol de la colonia ha emitido una queja formal a la UEFA. Así lo ha comunicado por redes sociales la cuenta oficial del órgano deportivo.

«La Federación de Fútbol de Gibraltar ha observado el carácter extremadamente provocativo e insultante de las celebraciones en torno a la victoria de la selección española masculina en la Eurocopa 2024», comienza a leerse en el comunicado.

«La Asociación está recibiendo asesoramiento esta mañana sobre la presentación de una queja ante el organismo rector del fútbol europeo, la UEFA, en relación con los cánticos y canciones inaceptables, relacionados con Gibraltar, cantados por los jugadores de la selección masculina de España después de ganar la Eurocopa 2024. En el fútbol no hay lugar para comportamientos de esta naturaleza. Fin», sentencia la federación gibraltareña en el documento.

Pero no solo ha habido quejas de la federación gibraltareña. El Gobierno del Peñón ha expresado este martes su malestar por los cánticos «rancios» de algunos jugadores de la selección española y ha incidido en que no de usarse el deporte para "promover ninguna ideología".

El Ejecutivo que lidera Fabian Picardo ha admitido que está «decepcionado tras observar que varios jugadores de la selección española de fútbol masculina celebraron su victoria en la Eurocopa a base de cánticos con comentarios rancios sobre Gibraltar», después de que el capitán, Álvaro Morata, animara a corear «Gibraltar español» a las decenas de miles de asistentes a la celebración en el centro de Madrid.

A juicio del Gobierno gibraltareño, «se trata de una mezcla totalmente innecesaria de un gran éxito deportivo con declaraciones políticas discriminatorias que resultan enormemente ofensivas para los gibraltareños».