'La mitad del mundo': el México indígena en femenino

Muestra de ello es la tumba de la Señora Tz'aka'abAjaw (600-900 d. C.) en el Museo Thyssen, compuesta de ofrendas y prendas funerarias (tocado, diadema, brazaletes…) entre las que destaca la máscara de mosaico de malaquita (solían ser de jadeíta), mineral dúctil que permitió el realismo de su retrato, nariz aguileña incluida.

Llamada la 'Reina Roja' por el color en el que se encontraron sus huesos cubiertos de cinabrio (polvo de los dioses y la renovación), gobernó junto a su esposo 'Pakal el Grande' la ciudad maya de Palenque. A sus lados, se hallaron los restos de una mujer y un niño, sacrificados para acompañarla –como persona importante que era–, en su viaje por el inframundo.

La 'Reina Roja' es uno de los ejemplos de mujeres indígenas influyentes dentro del poder político, ámbito que rastrea la muestra 'La mitad del mundo', desde la Antigüedad hasta época contemporánea, y que se extiende a diversos escenarios en otras tres sedes.

Roles cotidianos

En el Museo Arqueológico Nacional, 'El ámbito humano', también muestra mujeres poderosas en la gobernanza, como la 'Señora con yelmo de Jaguar' (200-600 d. C.), líder guerrera de la cultura zapoteca; la impactante escultura de la 'Joven de Amajac' (1450-1521 d. C.), mujer de la élite huasteca, o el retrato pictórico de la india Doña Juana Cortés Chimalpopoca (s. XVIII), titular de un cacicazgo. Aunque, sobre todo, se exhiben roles cotidianos dentro de la comunidad y la familia, como figurillas de chamanas y oradoras a cargo de rituales de sanación, madres, guerreras o mujeres trabajando el maíz con el metate (instrumento que dañaba su espalda y que desde el feminismo se ha señalado como opresor).

Llaman la atención dos figuras de ancianas, parteras y guardianas del conocimiento, que sonríen ebrias por su derecho a tomar pulque o un grupo de figuras de arcilla del 400 a. C. que representan un nacimiento acompañado en círculo.

Entre las esculturas monumentales destacan las pertenecientes a la cultura popoloca (ngiwa) de Puebla: por un lado, la pareja del 'Guerrero jaguar' y la 'Guerrera águila' (1200-1500 d. C.), representantes de la dualidad femenino-masculino condensada en sí mismos y, por otro, la diosa Citlalicue (900-1521 d. C.), señora del cielo o de la falda de estrellas que revela, a través de sus senos caídos, que ha nutrido muchos hijos.

Imagen principal - en las imágenes, de arriba abajo, montaje de la muestra en el Museo Arqueológico; escultura en Casa de México; y escultura femenina con quechquémitl y enredo (Instituto Cervantes)
Imagen secundaria 1 - en las imágenes, de arriba abajo, montaje de la muestra en el Museo Arqueológico; escultura en Casa de México; y escultura femenina con quechquémitl y enredo (Instituto Cervantes)
Imagen secundaria 2 - en las imágenes, de arriba abajo, montaje de la muestra en el Museo Arqueológico; escultura en Casa de México; y escultura femenina con quechquémitl y enredo (Instituto Cervantes)
En femenino. en las imágenes, de arriba abajo, montaje de la muestra en el Museo Arqueológico; escultura en Casa de México; y escultura femenina con quechquémitl y enredo (Instituto Cervantes) ABC

La figura conecta con otra versión de la diosa Citlalicue que nos recibe en Casa de México, ambas con el rostro y el cuerpo descarnados propio de las deidades tectónicas. Cuenta la leyenda que parió un rayo del que nacieron todos los dioses, y por ello, se la considera principio de vida, muerte y transformación.

La temática de esta sede, 'El ámbito divino', se centra en el principio femenino de la visión indígena basado en la interdependencia de los opuestos y se divide en tres subtemas que abordan el concepto de dualidad (con figurillas bicéfalas o con rasgos combinados hombre/mujer); las interpretaciones de la anatomía femenina y diosas de diversas culturas.

Hay esculturas extraordinarias como la 'Venus de Tamtoc' (150 d. C.) o la 'Diosa Tlazoltéotl-Ixcuina', de 200-900 d. C. (La que come de inmundicias): la primera formó parte de una ofrenda y presenta un cuerpo fragmentado donde se aprecian escarificaciones que aluden al ciclo calendárico mesoamericano; la segunda, con petróleo alrededor de su boca, es la divinidad lunar de la fertilidad y la lujuria, incitaba al adulterio, pero también lo perdonaba.

Por último, en el Instituto Cervantes, 'Historias tejidas' aborda la creación textil como una práctica ancestral y un lenguaje a través del cual las indígenas transmiten su historia y visión del mundo. Con un carácter didáctico, se muestran los elementos utilizados en las prendas (huso, malacate, telar de cintura…) y se explica la manera en que madres y abuelas son portadoras de un valioso conocimiento, material y espiritual, a las siguientes generaciones. Se exponen algunas figuras de barro exquisitas del 200-900 d. C. con atuendos femeninos tradicionales (quechquémitl, enredo) y varios huipiles del s. XX con motivos geométricos, vegetales o animales que narran mitologías.

En general, la cuidada selección de piezas permite saborearlas mejor que en grandes museos donde el exceso provoca una borrachera visual e historiográfica. Con respecto al discurso, la comisaria logra la cohesión a pesar de tratarse de un título y un objetivo demasiado ambiciosos: reunir los aspectos comunes de la mujer indígena «a través de la geografía y el tiempo», considerando los más de 70 pueblos originarios con 68 lenguas que «no son meramente culturas arqueológicas, sino universos vivos».

'La mitad del mundo. La mujer en el México indígena'

Museo Arqueológico Nacional. Hasta el 22 de marzo. Fundación Casa de México España. Hasta el 15 de febrero. Instituto Cervantes. Hasta el 8 de marzo. Museo Thyssen-Bornemisza. Hasta el 22 de marzo. Comisaria: Karina Romero Blanco. Tres estrellas.

En un relato en el que se habla de continuidad y actualidad, se echa de menos una narrativa del presente, quizá mediante la inclusión de obras de artistas indígenas activas, que nos dé el pulso de las transformaciones y derivas ocupacionales de esa «mitad del mundo» hoy.