«Estos actos no solo han sido encubiertos, sino que el victimario ha seguido gozando de protección e impunidad, después de que usted accediera al episcopado«, señalan en la misiva titulada 'Basta de silencio'. En esa línea señalan que del obispo se espera un »comportamiento responsable y ético», no solo porque en el momento de los hechos »era vicario del anterior obispo ya fallecido y también encubridor« sino porque el deber de su cargo es »garantizar la integridad y la seguridad de todos sus miembros, especialmente de los más vulnerables».
Al contrario, señalan que permitió que ese sacerdote continuara ejerciendo el ministerio sacerdotal en el Hogar del Santísimo Cristo de La Laguna que gestionan las Hermanitas de los Ancianos Desamparados durante los diez años siguientes. Las agresiones sexuales «desprecian la dignidad de las personas, conculcan sus derechos más fundamentales y traicionan los principios cristianos», y el dolor que se ocasiona a las víctimas y las consecuencias psicológicas «son devastadoras y permanentes».
Asimismo señalan que es «incuantificable» el «terrorismo social al que son sometidos sus familiares y el daño que se inflige a la comunidad, por parte de personas de la propia institución o muy cercanas a ella».
Igualmente indican que «pedir perdón no es suficiente» y se debe «corregir» la «mala gestión» y tomar decisiones como la puesta en marcha de «acciones valientes» en defensa del bienestar de las víctimas; la defensa y acompañamiento de los supervivientes con orientación jurídica e indemnización económica; colaboración con los poderes públicos en los planes de reparación; formación obligatoria en la prevención de la violencia y abuso sexual entre el clero y garantía de que los recursos para denunciar funcionen y cumplan con los estándares fijados.
En su opinión, la Diócesis Nivariense «necesita líderes que no solo prediquen los valores evangélicos, sino que también los defiendan y vivan íntegramente». Así, apuntan que «el comienzo de un proceso de regeneración, reparación y sanación exige como condición necesaria su renuncia, como también lo es para quienes tanto sufrimiento han soportado y de este modo hallen justicia».