Condenado a 22 años de cárcel por embestir el coche de Jéssica con el suyo para matarla>
La sentencia, que llega después del veredicto de culpabilidadad del jurado, resalta que «la indiferencia» de la víctima hacia Eirín, unida a que esa indiferencia proviniera de una mujer, «determinó la decisión» de este individuo de «dirigir su vehículo contra el conducido» por Jéssica. Así lo había sostenido el jurado popular, y ahora lo hace suyo el magistrado, que sentencia que ese veredicto «está respaldado por una valoración racional y suficiente motivada e individualizada de las pruebas practicadas en el juicio«.
El jurado, recuerda el magistrado, se basó, sobre todo, en los informes del equipo de reconstrucción de accidentes de la Guardia Civil (ERAT), que no dejan margen de duda sobre «la voluntad» de Eirín de embestir el coche de Jéssica con el suyo. También alude a su «actitud indiferente y pasiva» tras el choque. Tal y como señalaron los testigos, Eirín no dejó de mirar a la víctima, no ayudó a socorrerla y ni siquiera dijo que la conocía cuando quienes acudieron al lugar estaban desesperados por identificarla para llamar a su familia. El entorno de Jéssica describió en el juicio los seguimientos y el intento de control de Eirín sobre la víctima, a la que no dejaba de espiar.
Para Luciano Prado, abogado de una de las acusaciones, es una sentencia «correcta, técnica y justa». El letrado, en declaraciones a ABC, pone énfasis en que confirma que Jéssica sufrió una «auténtica y cruel cacería» por parte del ahora condenado. Eirín, recuerda este abogado, urdió un «maquiavélico plan para acabar con la vida de la joven», hacia quien mostraba una nula empatía, que confirmó en el juicio, sin dignarse «a dar una simple explicación de lo ocurrido, ni a las partes ni al propio jurado». En definitiva, Prado ve la sentencia «ajustada a derecho»: pese a la «errática, confusa y nada convincente línea llevada a cabo por la defensa del condenado, ha prevalecido la verdad y el jurado supo encontrarla».