Castilla-La Mancha: 40 años creciendo con Europa

F. Franco

Toledo

Cuarenta años después de que España y Portugal firmaran su adhesión a la Comunidad Económica Europea, lo que hoy es la Unión Europea, Castilla-La Mancha conmemora este hito histórico con un acto institucional que este miércoles reúne al presidente regional, Emiliano García-Page; al expresidente del Gobierno Felipe González, firmante del Tratado de Adhesión; y al expresidente y exprimer ministro portugués Aníbal Cavaco Silva. El encuentro, cargado de simbolismo, pone en valor el papel transformador que la pertenencia a la UE ha tenido para los dos países ibéricos, y especialmente para regiones como Castilla-La Mancha, que ha experimentado en estas cuatro décadas una profunda transformación económica, social y cultural.

Desde que Castilla-La Mancha se constituyó como comunidad autónoma, allá por 1982, tres años antes de la entrada de España en el club europeo, la población ha crecido en 600.000 personas y la esperanza de vida ha aumentado seis años, siete en el caso de las mujeres. La región es hoy más longeva, más diversa y con mayor capacidad para atender a su ciudadanía gracias al desarrollo de servicios públicos que hace 40 años eran prácticamente inexistentes.

El crecimiento institucional y de autogobierno se refleja también en la evolución del presupuesto de la Junta de Comunidades, que ha pasado de apenas 1,9 millones de euros en sus inicios a los más de 12.700 millones actuales. Una parte fundamental de esa financiación ha venido de fondos europeos que han contribuido al desarrollo de infraestructuras, servicios sociales, educación, sanidad, medioambiente, innovación o digitalización administrativa: hoy el 99% de los trámites con la administración autonómica pueden realizarse de forma telemática, cuando hace décadas todo se gestionaba presencialmente y en papel.

El sistema sanitario castellanomanchego ha vivido una revolución desde que recibió las competencias en 2002. El gasto sanitario por persona se ha multiplicado por 2,5; el número de médicos ha pasado de 3.440 a más de 9.400; y se han construido seis nuevos hospitales y ampliado otro, con proyectos en marcha como el nuevo hospital de Puertollano o la ampliación de Albacete.

Cuando acabe 2025, las cinco provincias dispondrán de servicios de oncología radioterápica, cuando en 2002 no existía ninguno. El presupuesto para vacunas ha pasado de 2,5 millones de euros en 2002 a 39 millones en 2024, y el número de metabolopatías que se detectan en la prueba del talón en recién nacidos ha crecido hasta las 30, con previsión de llegar a 40 en 2027.

Mejora del sistema educativo

El sistema educativo también ha dado un salto de calidad. Desde que Castilla-La Mancha asumió las competencias educativas en el año 2000, el gasto medio por alumno se ha triplicado, se han creado más de 300 centros educativos y la plantilla docente pública ha aumentado en más de 12.000 profesionales.

La Universidad de Castilla-La Mancha, que inició su andadura en 1985 con 5.570 alumnos y 300 profesores, cuenta hoy con cerca de 30.000 estudiantes y más de 2.000 docentes distribuidos en 41 facultades y escuelas. Además, el porcentaje de población con estudios superiores se sitúa en el 26% frente al 20,9% de 2014, y entre los jóvenes de 15 a 34 años, casi la mitad cursa estudios universitarios.

Asimismo, la fuerza laboral se ha duplicado desde los años 80, y en el caso de las mujeres se ha triplicado. El número de empresas ha crecido en 25.000 en los últimos 25 años, y el Producto Interior Bruto regional se ha multiplicado por más de once.

Además, los contratos a personas con discapacidad han crecido un 410% en las últimas dos décadas, reflejando un avance sustancial en inclusión.

Del campo a la vanguardia energética

En el ámbito agrario y energético, Castilla-La Mancha ha multiplicado por quince la renta agraria per cápita y su sector agroalimentario representa ya el 10% del total nacional. En paralelo, ha dado un giro hacia la sostenibilidad energética: mientras que en 1999 el 68% de la energía producida en la región era nuclear, hoy casi el 70% proviene de fuentes renovables. La potencia eléctrica renovable instalada representa el 86% del total regional, 20 puntos por encima de la media española.

El turismo, que era un fenómeno residual en los primeros años de la autonomía, ha vivido un crecimiento exponencial: de los 61.000 alojados y 90.000 pernoctaciones en 1982 se ha pasado a más de tres millones de viajeros y casi seis millones de pernoctaciones en 2024. Hoy Castilla-La Mancha cuenta con más de 970 hoteles (frente a 34 en 1982) y cerca de 15.000 restaurantes.

La apertura al exterior también se ha consolidado: la región exporta 136 veces más que en 1982, y más de la mitad de su economía está vinculada al mercado internacional. Un ejemplo: uno de cada cuatro litros de vino y uno de cada tres quesos que exporta España provienen de Castilla-La Mancha.

El desarrollo urbano también se ha consolidado. En estos 40 años se han construido 600.000 viviendas, una de cada cinco con algún tipo de protección pública, lo que ha contribuido a un acceso más equitativo al derecho a la vivienda.

Políticas sociales para una población más longeva

La estructura poblacional ha cambiado de forma notable. Si en 1982 apenas el 2% de la población superaba los 80 años, hoy son más del 6,5%, lo que sitúa a Castilla-La Mancha medio punto por encima de la media nacional. Este cambio ha venido acompañado de una red pública de atención a las personas mayores: más de 50 residencias autonómicas, una red de viviendas tuteladas y un servicio de ayuda a domicilio que superó los 5,3 millones de horas en 2024, con una inversión de 56 millones de euros.

En definitiva, la adhesión de España a la Unión Europea supuso para la región una oportunidad histórica de transformación, que hoy se traduce en indicadores objetivos de progreso y bienestar.

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