La dirección de ERC avala el preacuerdo para investir a Illa y consultará a las bases este viernes

Fumata blanca. Tras casi 10 horas de reunión, la dirección de ERC tomó una decisión: avala el preacuerdo con el PSC para investir al socialista Salvador Illa como presidente de Cataluña. Eso sí, esta decisión deberá ser ratificada por las bases del partido en una consulta que se celebrará este viernes.

En las últimas horas, la resolución de las negociaciones entre republicanos y socialistas para la investidura de Illa dependía de tres exigencias que ERC quería imponer al PSC a cambio de aceptar un "avance progresivo" hacia la "soberanía fiscal" de Cataluña. Fuentes de ERC señalan que se ha acordado un "concierto económico solidario", -pese a las reiteradas negativas del Gobierno y del PSC- y una "apuesta" para potenciar el catalán que ahora el partido deberá detallar públicamente y ante sus bases.

En primer lugar, los republicanos se habían propuesto arrancar al PSC un calendario de aplicación preciso de este cambio en el modelo de financiación, un compromiso por escrito que permitía a la dirección republicana defender ante su militancia que el salto a la "financiación singular" se completará en el periodo pactado. En segundo lugar, blindar el nuevo sistema para que no sea revocado cuando el PP llegue a La Moncloa.

Y el tercer aspecto ha sido la recaudación de uno de los grandes impuestos que pagan los catalanes, otra cesión que los republicanos consideraban clave para poder vender mejor su pacto con los socialistas ante la militancia del partido.

En concreto, encima de la mesa ha estado la posibilidad de que que la Generalitat recaudase el 100% del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) -23.000 millones según el mismo informe de marzo de este año- un jugoso botín que pasaría a manos de la Agencia Tributaria de Cataluña.

A nivel político, el pacto entraña un severo riesgo en el seno del partido republicano y proyecta una imagen de fragilidad interna en el peor momento de ERC de la última década. En particular, en la cúpula existe "miedo a que el acuerdo se use como arma arrojadiza" entre los dos sectores en los que actualmente se divide la formación: el rovirista y el junquerista. Además, en las últimas horas varios dirigentes destacados de la formación han mostrado su firme rechazo a pactar con los socialistas, un cisma palpable en la cita de hoy.

Por ejemplo, la diputada en el Congreso, Pilar Vallugera, se ha opuesto a dar sus votos a Illa para la investidura incluso antes de saber el contenido del preacuerdo, un aviso que ha hecho saltar todas las alarmas en la dirección de la formación.

Muestra de ello son las más de diez horas de reunión de la ejecutiva, una maratoniana sesión en la que se ha evidenciado la división que el asunto genera en Esquerra. De hecho, han intervenido "todos" los miembros del partido, una situación inédita en una cumbre de estas características. Las discrepancias entre los dirigentes más destacados de la formación -han estado Pere Aragonès, la secretaria general Marta Rovira y todos los consejeros del Govern, entre otros miembros- han alargado una decisión que no genera una opinión unánime en las filas de ERC.

Además, el riesgo que la militancia acabe tumbando el preacuerdo suscrito con el PSC y aboque al partido a una situación límite es alta, un escenario que nadie en la cúpula quiere afrontar.

Otro de los escollos es la amenaza de Carles Puigdemont de volver "pase lo que pase" para el pleno de investidura. Con este órdago, refrendado este mismo fin de semana desde el sur de Francia (a 25 kilómetros de la frontera) el objetivo final del líder de Junts es agitar la carta de su posible arresto, trasladar la presión a ERC y plantear ante el independentismo si los republicanos serán capaces de dar sus votos a Illa en ese escenario.