Flamencos de Córdoba y aficionados ensalzan el magisterio de Fosforito: «Fue un libro abierto»

«Hemos pasado cincuenta años juntos y hemos vivido muchas cosas» en lo artístico y en lo personal. Para El Pele, otro de los grandes cantaores, Fosforito ha sido «un ejemplo para el flamenco, por su comportamiento y por la forma de respetar los estilos y el cante.». Quizá otros tuvieran más pellizco, ha admitido, pero su aportación es enorme.

En los años 80 y 90, ha dicho El Pele, «el flamenco estaba medio muerto, hasta que Antonio grabó un disco importante que fue 'Más que a nadie', y volvió otra vez a ponerlo en su sitio». «Por eso los flamencos le debemos mucho», ha resumido.

Destacó, según El Pele, en las soleares, las alegrías, las siguiriyas y los cantes de Levante, pero «era completo y por eso tenía la llave del cante», por su conocimiento. No sólo cantaba: tocaba la guitarra y también componía sus propias letras.

Manuel Moreno Maya canta muchas de ellas, y las últimas se las envió hace nueve meses, por whatssapp. Aquí, un ejemplo, una soleá apolá: «En la madrugá del puente / a ver si se atreve el viento / a soplarle las velillas / que a San Rafael le enciendo». Y en los últimos años el gran maestro de Puente Genil había acudido, dice El Pele, a apoyarle a muchos de sus conciertos.

Gran discografía

Ayudaba a quienes empezaban, enseñaba a todo el mundo y era un ejemplo de laboriosidad, porque llegaba a actuar dos y tres veces en un mismo día y no era por dinero, sino por su condición de «enamorado del flamenco».

Ese carácter de maestro lo asume también el compositor, productor y cantante Manuel Ruiz 'Queco', que lo trató mucho en la peña El Rincón del Cante, que presidía su padre. La voz alegre le cambia cuando de ABC recibe la noticia.

De él ha recordado cómo entre sus primeros logros estuvo el ganarse el respeto de la gente de Cádiz, los más exigentes: «Poca gente lo consiguió, y además con los propios cantes de Cádiz, con cantiñas y alegrías». Su discografía es enorme: «Ha grabado con todos los guitarristas, incluido Paco de Lucía».

Queco ha insistido en la exactitud de llamar a Fosforito maestro, porque, después de Antonio Mairena, que también tuvo la Llave del Cante, ha sido quien más lo ha merecido. Su relación con él fue intensa, porque el cantaor de Puente Genil fue muchas veces a la peña El Rincón del Cante y también lo visitaron en su cas de Alhaurín de la Torre.

«Era cariñoso, cercano, de esas personas que se desprenden de cualquier cosa para dártelo a ti y a las que les gusta enseñar. Su conocimiento del cante era enciclopédico», ha resumido.

De la peña El Rincón del Cante salieron la mitad de sus miembros para fundar la peña Fosforito, y su presidente, José Gregorio, habla con devoción del maestro: «Su legado es la discografía más importante que se ha hecho hasta el momento».

Ha recordado sus muchos premios, todos los posibles, y por supuesto el triunfo en la primera edición del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, en 1956, con 24 años, algo jamás igualado después, y el que más reconocimientos y premios ha tenido.

Ha sido, además, un hombre que ha colaborado en todo lo que se le ha pedido, con la peña que ha llevado su nombre y con muchos otros compromisos. «Si había que actuar a las diez a las nueve ya estábamos en el sitio, porque era muy profesional», ha afirmado José Gregorio, también presidente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Córdoba.

Al pesar por su muerte se han sumado muchas voces del arte jondo. El cantaor Arcángel lo llama maestro y ha escrito: «Dejas un vacío grande en lo personal, en lo artístico y como flamenco cabal al arte entero, sin excepción. Nadie como tú ha defendido y le ha profesado un amor y una dedicación tan profunda y verdadera al flamenco».