Como evidencia de lo que ha afirmado, el presidente de Dcoop remite a los precios, que tan polémicos han sido en los dos últimos años. «La pasada campaña el refinado valía seis euros y el lampante siete», ha recordado Luque, cosa que según él va contra la lógica del mercado, pues el primero es en teoría más costoso de fabricar que el segundo, y solo podría explicarse por alguna clase de adulteramiento. Incluso, ha remarcado, el fraude se extendería a los aceites virgen extra, aunque en menor medida.
Dcoop asegura que se han dirigido en infinitud de ocasiones a las administraciones, que según ellos han ignorado sus peticiones y se han limitado a remitirles a los controles que se hacen actualmente, que esta empresa considera insuficientes porque se basan en el sistema de catas, incapaz de localizar si un aceite ha sido adulterado.
Por ello, reclaman a la Fiscalía que haga lo que no ha hecho en años, aseguran, e investigue a todas las empresas españolas, además de reformar las inspecciones para que rastreen todo el proceso de transformación.
Como ya se ha avanzado, Luque afirma que el fraude es un secreto a voces en el sector. Incluso, menciona que hay una empresa de la distribución muy conocida que «paga el producto un 50% más caro que la competencia porque no quiere sustos».
Igualmente, ha desvelado que el motivo principal que explica la ausencia de Dcoop en las patronales Asoliva y Anierac es la discrepancia en torno a qué hacer con el fraude y la tibieza de estas dos en su combate contra el mismo.