El presidente de Stellantis tranquiliza a Sánchez sobre sus proyectos en España tras la salida de Tavares

Si la abrupta salida de Carlos Tavares de Stellantis había podido crear dudas sobre los dos grandes proyectos que planea adjudicar a España, ayer la compañía lanzó un mensaje de tranquilidad. Según ha publicado en la red X (antigua twiter) el presidente Pedro Sánchez, ayer pudo conversar con el presidente de Stellantis, John Elkann, para transmitirle «el apoyo a las inversiones en nuestro país» a lo que Elkann le respondió reiterando «la importancia de España como país clave en la estrategia industrial y de electrificación de la compañía».

Se trata de una nueva familia de eléctricos pequeños a las plantas de Vigo y Zaragoza y una planta de baterías en Zaragoza. En un una entrevista con este medio la semana pasada, Tavares recordó que la gigafactoría, que está mucho más madura, solo dependía del visto bueno del Gobierno chino, ya que se hará a medias con la china CTAL. Ambos proyectos sumarían una inversión de 4.000 millones y, aunque los pudieran reclamar Italia o Francia- con marcas de Stellantis- ni daría tiempo a trasladarlos, ni serían viables por sus altos costes.

Caída en Bolsa

Apagado en principio ese fuego, la dimisión de Tavares como CEO de Stellantis ha dejado al cuarto fabricante de automóviles del mundo sumido en las dudas. Se vio ayer, cuando perdió un 6,3% en Bolsa, aunque llueve sobre mojado: este año, sus títulos valen un 45% menos. El nuevo escenario «plantea un desafío sin precedentes para los inversores» señalaba JP Morgan en un momento complejo para la compañía en Europa y EEUU, pero del que no escapan otros como VW.

La incógnita inmediata es buscar sustituir al controvertido directivo portugués, un genuino 'cost killer' (asesino de costes), aunque el se autodefinía como «psicópata del rendimiento». El problema es que esa estrategia la ha llevado al máximo.

Enfrentamientos varios

Así, no le ha temblado el pulso con sus equipos; ni le ha preocupado enfrentarse a sus homólogos apoyando la política de emisiones de la UE; ni apretar a muerte a los proveedores; ni ha temido chocar con el Gobierno de Italia, donde tiene a medio gas varias fábricas y no le importaría cerrar algunas de ellas. En 2023, ese país fabricó 880.000 vehículos, menos del millón de unidades que Stellantis produjo sólo en España. En este sentido, no hay que olvidar que la familia Agnelli, con John Elkann a la cabeza del consorcio, es su primer accionista.

Tampoco ha dejado amigos en EEUU, donde el sindicato UAW dijo que «gestionó mal la empresa, maltrató a los trabajadores y llenó las campas de los concesionarios de coches caros sin vender». En el primer semestre de 2024, sus matriculaciones allí cayeron un 18%.

De un récord en 2023 a caer un 48%

Su estrategia se ha basado en aprovechar al máximo las sinergias entre las marcas (Fiat, Jeep, Opel, Alfa Romeo, Citroën o Peugeot), haciendo coches con un gran número de elementos comunes, y posicionados al mayo precio posible. Esto permitió un beneficio operativo récord de 22.376 millones en 2023 y un margen del 11,8%, más propio de marcas de lujo.

Pero en 2024 ha tocado techo, también cuestionada por la debilidad de los eléctricos en Europa y la competencia china, un 30% más eficiente en coste. Sólo en el primer trimestre, el beneficio cayó un 48%.

Luca de Meo, actual CEO del Grupo Renault
Luca de Meo, actual CEO del Grupo Renault

De Meo, ¿su reemplazo?

Todo eso forzó su adiós, aunque hay quien dice que el tiempo desde que Stellantis anunció que no le renovaría -el 12 de octtubre- y el domingo fue el que necesitó para negociar su finiquito. Sobre su remplazo, suena y mucho Luca de Meo. Más, cuando en una información enviada por la compañía en la noche de ayer, aseguró que ese proceso estaba en un estado muy avanzado con la fecha límite del verano de 2025.

Italiano, con un gran apego a Francia, Luca de Medo tiene un perfil muy comercial, elegante y más negociador. Ya demostró su valía en Fiat, Audi o Seat/Cupra y, en cuatro años le ha dado la vuelta a Renault. Podría considerar cumplida su misión o encarrilada. Además, subiría un escalón en la élite de la industria y multiplicaría varias veces su salario.