Alcaraz se sacude la angustia ante un Machac agarrotado y España se acerca a la fase final de la Copa Davis

Sobrevuelan las dudas sobre Carlos Alcaraz, aquellas que nacieron en Estados Unidos y quizá no queden resueltas esta semana en Valencia, pero esta España es otra España. Si el año pasado conoció la decepción en la Copa Davis, una eliminación temprana, un feo fracaso, este miércoles el equipo empezó con una victoria ante República Checa y jugará ante Francia (viernes) y Australia (domingo) para confirmar su clasificación para la fase final.

En el primer partido, Roberto Bautista impuso su veteranía por 7-6(1) y 6-4 ante Jiri Lehecka y, en el segundo, Alcaraz se encontró con una victoria rarísima por 6-7(4), 6-1 y retirada ante al joven Tomas Machac. A falta del encuentro de dobles de esta noche, sólo la debacle de todas las debacles podría dejar ya a España fuera de la lucha por el título que tendrá lugar en Málaga a finales de noviembre.

Alcaraz despierta, Machac se electrocuta

Sobre la pista dura de la Fonteta, con un lleno de público de los que tanto le cuestan a la Copa Davis, todo fue una fiesta, aunque a ratos no lo pareció. Durante demasiados minutos Alcaraz no fue Alcaraz y sus errores cubrieron la luz de las dos victorias, tan buenos resultados. Después de sus repentinas derrotas en el Masters 1000 de Cincinnati y el US Open, el líder de España tenía que brillar en la competición por equipos y sólo lo hizo un ratito. Aunque en realidad no fue culpa suya.

En el segundo set de su partido, Alcaraz se reencontraba con su juego e incluso dejaba un punto para los highlights de la temporada, una volea mágica, inexplicable, irrepetible y justo en ese instante Machac se agarrotaba. El español estaba mejorando, sonriendo, soltando la raqueta, pero le faltó rival para continuar. A sus 23 años y pese a su currículo -este año venció a Novak Djokovic en el ATP 250 de Ginebra-, la reacción de Alcaraz provocó al checo un calambrazo en el gemelo derecho y ya no se pudo mover más. Lo intentó, pidió unos minutos con el fisioterapeuta, incluso se marchó al vestuario a recibir tratamiento, pero nada: tuvo que retirarse. La posibilidad de ganar le había derrotado.

Porque hasta ese momento Machac había jugado a un nivel notable, mejor que Alcaraz. Con sus característicos pantalones muy cortos y su tenis agresivo, de puerta grande o enfermería, había sorprendido sin respuestas desde el otro lado. Aún peleado con su primer servicio y con muchos errores no forzados -21 en el primer set-, el español aguantó el primer set como pudo hasta el tie-break, pero ahí volvió a fallar. El capitán español, David Ferrer, le reclamaba calma y sus consejos parecían funcionar en el segundo periodo hasta que el partido se interrumpió.

Bautista, ese notable escudero.

Para Alcaraz lo mejor fue su reacción, el resultado y la constatación de que este año en la Copa Davis no está solo. Mientras luchaba por resucitar, de hecho, desde el banquillo del equipo, Roberto Bautista le lanzaba indicaciones para echarle un cable. Porque unas horas antes ya había hecho su parte. Pese a sus 36 años y a su lesión la temporada pasada mientras montaba a caballo, quien fuera Top 10 de la ATP demostró que en este torneo puede ser un perfecto escudero para Alcaraz.

En su encuentro ante Lehecka, de 22 años, un tenista con más piernas y más potencia, Bautista tuvo la paciencia suficiente para sobrevivir hasta el tie-break del primer set y en esa muerta súbita fue puro temple. Su tranquilidad, en contraposición a los nervios de su adversario, fue crucial, más cuando en el segundo set consiguió un break que hizo que el checo se rindiera.