La Casa Blanca advierte: "Nicolás Maduro, estamos atentos. Cualquier represión política y violencia son inaceptables"
La estrategia de Nicolás Maduro de amedrentar a los votantes venezolanos con "baños de sangre" y una "guerra civil" si gana la oposición democrática se le ha vuelto en contra como si fuera un bumerán político. Primero fueron sus aliados izquierdistas en la región (el mandatario brasileño Lula da Silva, el ex presidente argentino Alberto Fernández y el presidente chileno Gabriel Boric), quienes reaccionaron escandalizados por el mensaje belicista. Y ahora ha sido Estados Unidos.
"Maduro, estamos atentos. Estamos observando esto de cerca. Cualquier represión política y violencia son inaceptables", subrayó John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca. El funcionario de Washington insistió en que su gobierno apoya las elecciones libres y justas, "que esperamos reflejen la voluntad y las aspiraciones del pueblo venezolano para un futuro más democrático, estable y próspero".
Caracas y Washington han reiniciado este mes negociaciones directas, lo que abrió la expectativa de que la derrota electoral del chavismo, que marcha por detrás entre 20 y 30 puntos según todas las encuestas independientes, provocaría una transición política.
De momento, el chavismo ha pateado una y otra vez los acuerdos de Barbados entre gobierno y oposición. En lo que va de campaña electoral se han producido más de 80 detenciones dentro de la ola de represión y hostigamiento impulsada desde el Palacio presidencial de Miraflores.
Venezuela y la crisis migratoria se han convertido también en temas importantes dentro de la campaña estadounidense. EEUU busca controlar la llegada incesante de emigrantes ilegales a su frontera sur. La mayoría de ellos atraviesa la peligrosa selva del Darién, que separa a Colombia y Panamá. La Casa Blanca ha firmado un acuerdo con el nuevo presidente panameño, Raúl Mulino, para forzar la deportación de quienes superen el Tapón de Darién y quieran seguir su camino hacia Estados Unidos.