Una coreografía para no morir en el campo de batalla

Los que se juegan la vida nunca hablan de la muerte. Como si al nombrarla uno la invocara, el lenguaje aparece aquí retorcido y dosificado, para que todo el mundo sepa de qué hablamos, pero llegando al concepto tan en círculos para que no se nombre. Los que tenemos delante usan eufemismos soviéticos, como 200 para referirse a un fallecido o 300 para hacerlo sobre un herido, aunque ahora se ha cambiado por otro eufemismo aún peor: "Los que vuelven