En los meses siguientes, y tras ganarse su confianza, le fue enseñando diversas prácticas a través de vídeos e imágenes en el teléfono móvil y obligó a la menor a abrirse una cuenta de correo electrónico para recibir todo el material y «propiciar encuentros con el fin de mantener relaciones sexuales e intercambiarse fotografías pornográficas«.
Para la puesta en marcha de dichas prácticas sexuales sadomasoquistas, el procesado acudía al domicilio de la menor cuando no había nadie en la vivienda o la recogía en su coche e iban a un descampado a primera hora de la mañana.
La menor quiso dejar de verle pero el hombre se enfadaba cuando la menor «no cumplía sus peticiones de índole sexual y le dejaba de hablar«, hasta que cedía a su voluntad por el »dominio« que tenía sobre ella. Además de los encuentros sexuales con la menor, también la grabó y fotografió con su teléfono móvil y también tenía almacenado diverso material pedófilo.
En el teléfono móvil de la menor, del que se realizó el correspondiente informe técnico policial, también se encontraron imágenes y videos de contenido sexual, muchos de ellos utilizando la aplicación de Instagram.
Los hechos fueron denunciados por el padre de la menor y según informe psicológico se considera que el relato de la menor es «creíble» y que tiene daño psicológico compatible con Trastorno de Estrés Postraumático y Trastorno Adaptativo de tipo ansioso.
El juzgado de instrucción ya acordó imponer al procesado la medida cautelar de prohibición de acercarse a una distancia inferior a 500 metros y comunicarse con la menor y la Fiscalía considera que los hechos son constitutivos de los delitos de abuso sexual a menor de 16 años, corrupción de menores y exhibicionismo.
Aparte de la pena de prisión, también se le solicita el abono de las costas judiciales, diez años de libertad vigilada y la inhabilitación para cualquier cargo o empleo relacionado con menores durante con cinco años. Igualmente propone que se indemnice a la menor con 50.000 euros por daños morales y secuelas psicológicas.