Un padre se enfrenta a prisión permanente por matar a su hijo de 11 años a cuchilladas con la madre al teléfono para que escuchara los gritos>

Los miembros del tribunal deberán decidir si el 3 de abril de 2022 el encausado le clavó un cuchillo al menor en varias ocasiones, hasta que le causó la muerte y si lo hizo con la intención de causarle dolor a la madre del niño, a la que el hombre habría amenazado y maltratado tanto física como psíquicamente durante diecisiete años de matrimonio.

También determinará si el hombre, tras el divorcio de mutuo acuerdo en septiembre de 2021, donde acordaron la custodia compartida del menor, mantuvo las visitas que le correspondían y cesó todos los actos hostiles respecto de su exesposa, hasta días antes del asesinato.

El relato de los hechos que hace la fiscal en su escrito de acusación, consultado por ABC, es estremecedor y dan cuenta de la crueldad con la que actuó el presunto filicida en un caso de violencia vicaria llevada a la máxima expresión. El pequeño Jordi fue a comer ese día con su padre para celebrar su undécimo cumpleaños, que se había producido dos días antes.

Una vez solos y en medio de una discusión, el acusado cogió dos cuchillos de la cocina y le dijo a su hijo: «Voy a por ti, Jordi». «Papá, no se lo diré a la mamá», le respondió el niño, que escribió un mensaje a su madre a las 14.04 horas: «¿Puedes venir a por mí?».

Diez minutos después, mientras lo acuchillaba, el acusado dejó que su hijo atendiera la llamada de su madre, alertada por el texto que había recibido, y le pidiera auxilio. La progenitora solo pudo escuchar un largo grito desgarrador -«¡Mamá!»- antes de que la llamada se cortara. La veintena de puñaladas que recibió el menor en diversas partes del cuerpo terminaron con su vida y sumieron a su madre en una profunda depresión.

Para la Fiscalía estos hechos son constitutivos de un delito de asesinato en concurso con otro de lesiones psíquicas y reclama una indemnización de 300.000 euros para la madre del pequeño y 60.000 para cada uno de los abuelos maternos.

La «soledad social» de la madre

Además, el Ministerio Público observa otros cuatro delitos -amenazas, quebrantamiento de condena, maltrato y maltrato psíquico y físico habitual- en la actuación del encausado durante los años anteriores al presunto filicidio.

El escrito de acusación se refiere a la «soledad social» en la que cayó la mujer tras ser humillada en público constantemente, hasta el punto de tener que abandonar grupos de WhatsApp porque a él le molestaba que interviniera en los mismos.

En 2021 fue condenado por cogerle del cuello tras pedirle el divorcio. Un episodio de febrero que se repitió en marzo -la estranguló y le llegó a poner un cuchillo en el cuello- y que desencadenó que la mujer se marchara con su hijo a vivir a casa de sus padres. Sin embargo, el procesado incumplió en numerosas ocasiones la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de la víctima y comunicarse con ella, con llamadas de madrugada, acudiendo al domicilio de sus suegros o al centro escolar del niño. La Guardia Civil tuvo que intervenir. Por contra, la descoodinación entre juzgados provocó que el juez que dictó la custodia compartida del niño no fuera informado de esa condena por malos tratos.

El mismo día que su mujer abandonó la vivienda familiar ante la agresividad de su todavía marido, éste le envió un mensaje a su cuñado: «Tu hermana se ha enamorado de otro hombre. Le saldrá caro. Ahora voy a ser malo y mala persona. Que se prepare». No obstante, durante los últimos meses del año el padre cesó en sus amenazas y pudo pasar tiempo con el niño, hasta que en uno de esos encuentros, tal y como confesó después, lo asesinó a sangre fría.